Dr. Gon, una clínica que ofrece una atención integral a la tercera edad en apartadas islas

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La Clínica Dr. Gon (Dokutā Gon) lleva 28 años prestando servicio a domicilio en la isla de Miyako (prefectura de Okinawa). En este reportaje veremos cómo es el día a día de su fundador, un profesional entregado a su trabajo las 24 horas del día que pone al servicio de la tercera edad los últimos adelantos tecnológicos.

Tabla de salvación

El titular de la Clínica Dr. Gon es Yasukawa Keigo (62 años). Empezamos nuestro reportaje acompañándolo en una salida a la vecina isla de Ōgami.

Desde el puerto pesquero de Shimajiri (isla de Miyako), el ferri tarda 15 minutos en llegar a la pequeña isla de Ōgami.

Desde el puerto pesquero de Shimajiri (isla de Miyako), el ferri tarda 15 minutos en llegar a la pequeña isla de Ōgami.

Ōgami es una pequeña isla situada a cuatro kilómetros al nordeste de la de Miyako. En la mente popular es una isla “habitada por dioses” y, como tal, tiene ciertos rituales y espacios sagrados que no deben exponerse a las miradas de los humanos. Durante algún tiempo tuvo una población de más de 200 habitantes, pero ahora no viven allí más de 20 personas. Entre ellas, siete tienen más de 75 años. En ocasiones, Yasukawa ha tenido que venir en moto acuática para atender emergencias.

Miyako y sus cinco islas vecinas

Llegamos a Ōgami en ferri y comenzamos a ascender por una cuesta, cuando una anciana nos salió al encuentro.

Llegamos a Ōgami en ferri y comenzamos a ascender por una cuesta, cuando una anciana nos salió al encuentro.

Análisis de sangre al paciente bajo la atenta y preocupada mirada de la anciana.

Análisis de sangre al paciente bajo la atenta y preocupada mirada de la anciana.

Yasukawa recuerda las dificultades que experimentó en sus primeros tiempos en Ōgami: “Es un territorio sagrado en el que no se ha permitido la llegada de forasteros y no fue fácil conseguir que me aceptasen. Me hice amigo de un señor que ayudaba cuando llegaba el ferry y su madre fue la primera persona a la que atendí. Luego pasaron dos años sin atender a nadie más. Pero cada vez que venía, aprovechaba para saludar a la gente y establecer contactos. Y así, con los años, conseguí que me permitieran entrar en sus casas”.

Además de la isla de Miyako, en la que se ubica, el consultorio Dr. Gon cubre otras cinco pequeñas islas vecinas. De las cinco, dos estaban unidas a Miyako por puentes ya antes de 2015 y otras dos pasaron a estarlo con la conclusión del Gran Puente de Irabu en 2015. Esto marcó un antes y un después en la vida diaria de sus habitantes. Ōgami es la isla más apartada y a ella solo puede accederse por mar. Y el servicio del ferri queda suspendido a menudo. Pero Yasukawa se ha comprometido a acompañar hasta el final al último anciano de Ōgami y no está dispuesto a que ni estas limitaciones de acceso, que dificultan en grado sumo la atención domiciliaria, ni su propia edad, pongan en peligro su compromiso profesional.

“En Ōgami no hay ni un solo médico y para sus habitantes la Clínica Dr. Gon es una verdadera tabla de salvación”, dice Isa Teruo (75 años), que regresó a la isla hace tres años para atender a su anciana madre. “Actualmente, además de mi madre, hay otros dos ancianos que están siendo atendidos a domicilio. En Miyako hay dos hospitales generales, pero para la gente mayor tomar el ferri, irse a Miyako y llegar luego hasta el hospital es una aventura. Así que nos viene muy bien”.

Yasukawa atendiendo a Isa Tsuru, una habitante de Ōgami de 95 años. Yasukawa la visita una o dos veces al mes. A la derecha, Isa Teruo, hijo de Tsuru, contempla la escena.

Yasukawa atendiendo a Isa Tsuru, una habitante de Ōgami de 95 años. Yasukawa la visita una o dos veces al mes. A la derecha, Isa Teruo, hijo de Tsuru, contempla la escena.

Permanecimos en Ōgami durante dos horas y media, tras lo cual volvimos a Miyako.

Visitas médicas muy complejas

Acompañamos a Yasukawa a otras visitas en Miyako y en las otras cuatro islas vecinas.

“Señora, aquí estoy otra vez, para la revisión. Voy a entrar, ¿eh?”. Yasukawa se dirige a una mujer casi centenaria y entra en su casa. “Bueno, y ¿cómo ha pasado estos días? Voy a auscultarla. Respire hondo. (…) El corazón se le nota un poco agitado. Ya sabe que si se le forma un coágulo puede darle un infarto cerebral y eso es muy grave. Pero no se preocupe, que le voy a recetar una medicina muy buena. Se la toma y se olvida usted del asunto. ¡Nada, está usted estupenda! Por hoy he terminado, pero un día de estos vuelvo”.

Yasukawa, el doctor Gon, intercala en sus palabras expresiones típicas de Okinawa. Les dice a sus pacientes que están jōtō (“estupendo”, “de primera”), algo que los anima mucho. Y eso es la mejor medicina.

Nos hemos acostumbrado a que la medicina moderna analice y examine hasta el último rincón del cuerpo, cuantifique los datos, los grafique y trabaje sobre esa amplia base. Pero para el organismo humano lo primordial es comer, “descomer” y dormir como Dios manda. La satisfacción por estar sano, la sensación de haber pasado sin contratiempos un día más y seguir “estupendo”, no se compra con todo el oro del mundo. Los médicos “examinan” al paciente o “revisan” su estado de salud, pero nada de eso se puede hacer fuera de su entorno vital cotidiano. A diferencia de los hospitales, donde se dan condiciones uniformes, cada hogar tiene circunstancias propias en cuanto a higiene, a costumbres alimenticias, a relaciones familiares, etcétera. Esto da a la atención médica domiciliaria una especial profundidad.

En la atención médica a domicilio el personal médico y la familia une fuerzas para apoyar al paciente.

En la atención médica a domicilio el personal médico y la familia une fuerzas para apoyar al paciente.

Al terminar su visita, el médico nunca olvida dirigir al paciente una palabra de ánimo.

Al terminar su visita, el médico nunca olvida dirigir al paciente una palabra de ánimo.

Los últimos momentos de más de 10.000 personas

Yasukawa, nacido en Miyako en 1963, vivió en Naha (capital de Okinawa), Escocia, Tokio y otros lugares debido al trabajo de su padre, médico también e investigador de la filariasis. “De niño sacaba malas notas, pero tenía un talento extraordinario para la diversión”, recuerda con regocijo. Ingresar en la Facultad de Medicina de la Universidad de Kyōrin le supuso todo un año de espera, pues falló en el primer intento. Tras graduarse, trabajó durante 10 años en la unidad de cuidados intensivos del hospital de la Universidad Médica Femenina de Tokio, donde salvó muchas vidas trabajando a contrarreloj. Pero muchos de los casos más críticos no concluían en una recuperación de la salud, ya que el paciente quedaba en estado vegetal. No era la vida humana la salvada, sino apenas la vida vegetativa. Una vez, bromeando, un compañero se refirió a él como el “productor de vegetales”, lo cual le dio no poco que pensar.

Posteriormente, fue director del Departamento de Urgencias de un hospital de la prefectura de Ibaraki. Durante ese periodo, empezó a atender en sus domicilios a pacientes que habían recibido el alta después de haber estado graves. Se convenció entonces de que una combinación de técnicas de cirugía y de atenciones de urgencia podía ser de gran utilidad para los pacientes que permanecían en casa con discapacidades graves.

En 1997 regresó a su isla natal de Miyako, en cuyo centro urbano abrió una consulta. Tres años después abrió la Clínica Dr. Gon en la aldea de Ueno, en la parte sur de Miyako, donde hasta entonces no había servicios médicos. Fue entonces cuando comenzó a dedicar más tiempo y energía a las visitas a domicilio. El “Gon” del nombre del consultorio no es otra cosa que el apodo que había recibido de pequeño. Por cierto, la Clínica Dr. Gon es más antigua que la Clínica Dr. Kotō de la popular serie televisiva ambientada en una isla imaginaria de esta prefectura.

Las tejas rojas de la cubierta le dan un aire muy meridional a la clínica, en la que trabajan tres médicos con un staff de ocho personas.

Las tejas rojas de la cubierta le dan un aire muy meridional a la clínica, en la que trabajan tres médicos con un staff de ocho personas.

A lo largo de su periodo en cuidados intensivos y después, durante los 28 años que han transcurrido desde que regresó a Miyako, Yasukawa ha acompañado en su trance de muerte a más de 10.000 pacientes. Su actividad es una perfecta plasmación de lo que él mismo dijo en el libro Nihon de ichiban shiawase na iryō (“El consultorio más feliz de Japón”; editorial Shōgakukan, 2004): “Para un médico, hay vidas que hay que salvar a toda costa y vidas a las que hay que acompañar hasta el final”.

Uso intensivo del instrumental más avanzado

En respuesta a la creciente demanda de atención médica domiciliaria, han empezado a introducirse nuevos instrumentos médicos avanzados, que combinan pequeño tamaño y altas prestaciones, gracias a los cuales es posible atender en casa a personas con enfermedades crónicas graves que en otros tiempos habrían debido hospitalizarse. En la unidad móvil de la Clínica Dr. Gon viajan varios aparatos de este tipo, entre ellos un electrocardiógrafo portátil, un respirador artificial (ventilador mecánico) y una bomba de microinfusión continua. Durante nuestro reportaje, el aparato que vimos utilizar más a menudo fue el ecógrafo portátil. Conectado a un teléfono móvil o a una tableta, es posible ver las imágenes ecográficas del abdomen, corazón, pulmones, vejiga y otros órganos. En casos de ascitis o derrame pleural, o en pacientes con sensación de micción incompleta, es posible hacer un diagnóstico al momento e incluso proceder a hacer pequeñas cirugías y otras curas de urgencia. También pueden hacerse reconocimientos oculares en casos de cataratas y otras dolencias, conectando igualmente los respectivos aparatos al smartphone.

Medicamentos e instrumental médico cargados en el vehículo de atención domiciliaria.

Medicamentos e instrumental médico cargados en el vehículo de atención domiciliaria.

Examinando el abdomen de un paciente con el ecógrafo portátil.

Examinando el abdomen de un paciente con el ecógrafo portátil.

La atención domiciliaria, un trabajo de equipo

La atención médica a domicilio es un trabajo de equipo del que necesariamente forman parte médicos, enfermeros, rehabilitadores, cuidadores, asistentes y otros profesionales. Desde los domicilios se envía información sobre los exámenes realizados o los medicamentos recetados a los hospitales, farmacias y coordinadores de servicios de cuidados con los que se trabaja. Aplicando una red desarrollada por Yasukawa a partir del sistema de archivado de historiales médicos que estableció en sus años en el hospital de la Universidad Médica Femenina de Tokio, el staff de la clínica puede compartir información, lo que redunda en una mayor eficacia tanto en la atención como en los cuidados.

En la atención médica domiciliaria es fundamental disponer de una buena red de historias clínicas electrónicas y utilizarla correctamente.

En la atención médica domiciliaria es fundamental disponer de una buena red de historias clínicas electrónicas y utilizarla correctamente.

Todas las tardes el staff de la clínica se reúne para compartir las últimas informaciones recogidas por los diversos equipos móviles, de forma que pueda darse una atención óptima a los pacientes.

Todas las tardes el staff de la clínica se reúne para compartir las últimas informaciones recogidas por los diversos equipos móviles, de forma que pueda darse una atención óptima a los pacientes.

Hace ocho años la clínica estableció la Estación Dr. Gon de Cuidados Paliativos Domiciliarios. La dirige Tomari Mika, responsable del equipo de enfermeros, que ofrece sus servicios las 24 horas del día para que los pacientes terminales tengan un final digno y tranquilo en su propia casa. Durante el último año el equipo ha acompañado a 60 pacientes terminales, un promedio de uno por semana.

“Cuando fallecen, los lavamos en el cuarto de baño con la ayuda de la familia. Dedicar el debido tiempo a los cuidados post mortem es también un gesto de consideración hacia los familiares. Compartir con la familia cómo ha sido la vida de esa persona en estos momentos finales es un aspecto muy importante. Nos pone a prueba a los enfermeros, pero es al mismo tiempo gratificante”.

La jefa del equipo de enfermeros de Dr. Gon, Tomari Mika.

La jefa del equipo de enfermeros de Dr. Gon, Tomari Mika.

Un mensaje para las jóvenes generaciones

Acompañamos también en sus visitas a otro de los médicos, Kobayashi Jun’ichi (31 años), que lleva medio año trabajando en la clínica.

Especializado en el aparato digestivo, Kobayashi decidió trabajar en la isla de Miyako para ganar experiencia en la atención domiciliaria. “En el futuro me gustaría volver a la clínica de mi familia en Amagasaki (prefectura de Hyōgo) y hacer un buen trabajo también en el campo de la atención domiciliaria. Tengo mucho que aprender de la forma en que el doctor Yasukawa empatiza con cada uno de sus pacientes”.

El joven médico Kobayashi Jun’ichi escucha los consejos del doctor Yasukawa.

El joven médico Kobayashi Jun’ichi escucha los consejos del doctor Yasukawa.

En 2004, Yasukawa comenzó a dar servicios de atención médica domiciliaria también en Kamakura (prefectura de Kanagawa). Entre sus planes estaba el de reunir de alguna forma personal para esas tareas. Una de las preocupaciones permanentes de Yasukawa es como formar una nueva generación de médicos, enfermeros y asistentes que tomen el relevo. En la isla de Miyako no es fácil reunir personal, por eso decidió probar suerte en Kamakura, una ciudad ubicada cerca de Tokio. A los profesionales que se sumaban a su equipo solía pedirles que fueran de vez en cuando a su clínica de Miyako para ayudar, y estos aceptaban de buena gana. Quedarse para siempre en una pequeña isla es ya otra cosa, pero la oferta de vivir en un medio natural subtropical rodeado de gente sencilla debe de tener también su atractivo. Atender a los pacientes en un entorno como ese es una buena oportunidad para replantearse muchos aspectos del trabajo de un médico. Y en esta época de rápido envejecimiento poblacional, estos nuevos enfoques merecen la más alta valoración.

El doctor Yasukawa en un mirador de la isla de Ōgami.

El doctor Yasukawa en un mirador de la isla de Ōgami.

La atención domiciliaria significa penetrar en el hogar de otras personas. El hogar reúne en sí muchas “pruebas” de lo que ha sido su vida y de su integración en un lugar determinado. Permite tener una idea en qué entorno familiar ha vivido, incluso de qué historia ha tenido la familia a lo largo de las últimas generaciones. Me viene a la mente la palabra chirei (genius loci), los espíritus que velan por que se cumpla el ciclo vital de la fertilidad. En una isla apartada ese carácter de genio tutelar se aprecia en toda su pureza. El doctor Yasukawa ha venido observando directamente los avatares de muchas personas, tanto desde la unidad de cuidados intensivos como en la atención a domicilio. Lo que ve durante la atención médica que dispensa a los ancianos es algo más que sus organismos. Es un viaje por la larga memoria colectiva de estas islas.

Reportaje y fotografías: Ōnishi Naruaki

(Imagen del encabezado: El doctor Yasukawa Keigo examina el vientre de un paciente)

(Traducido al español del original en japonés.)

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