El aumento de la temperatura en los mares amenaza la producción de alga ‘konbu’
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El alga konbu es una pieza fundamental de la cultura del caldo dashi en la gastronomía japonesa. En los últimos años el volumen de cosecha de este ingrediente se ha reducido en los martes del norte. El calentamiento global provoca importantes cambios en la distribución de los organismos y en sus ecosistemas.
Altas temperaturas sin precedentes en el mar
La localidad de Rausu, en la península de Shiretoko (en el este de Hokkaidō) es famosa por su producción de Rausu konbu, un alga de lujo. Sin embargo, en años recientes, unas temperaturas anormalmente altas en los mares están generando preocupación entre los productores, pues es cada vez más evidente que el konbu no crece tan bien como antes.
Alga Rausu konbu deshidratada. Es muy popular para preparar caldo dashi con sabor intenso.
Las aguas frente a la costa de Rausu alcanzaron los 25 ºC en el otoño de 2023. Los pescadores de la zona se mostraron sorprendidos, pues eran temperaturas que jamás se habían registrado.
El konbu es un alga de aguas frías. Si las temperaturas son muy altas, la raíces se debilitan y quedan a la deriva, un fenómeno conocido en japonés como negusare (“pudrición de las raíces”) y una de las causas de la baja producción.
Pescadores cosechando alga konbu en Rausu, Hokkaidō, julio de 2024. (Fotografía del autor)
En Rausu se producen dos variedades de konbu: aquella que crece de forma natural en el fondo del mar y la que se cultiva a través de cuerdas suspendidas en las aguas. En 2023, la variedad más afectada fue la alga konbu cultivada. Algunos productores registraron caídas de entre 50 % y 80 % en sus cosechas.
Solo un tercio de la producción de hace 30 años
En 2023, el konbu natural representó el 69,5 % de la producción total de esta alga en Japón, mientras el 30 % restante, aproximadamente, fue cultivada.
Desglosado por prefecturas, en 2023, en Hokkaidō se produjo cerca del 95 % del total de algas (ambas variedades) de todo Japón. La biología establece que los límites meridionales de las algas konbu se encuentran en las aguas del norte de la prefectura de Ibaraki, en el océano Pacífico, y en las del norte de la prefectura de Aomori, en las costas del mar del Japón. Sin embargo, en realidad, la mayoría del konbu de Japón crece en las costas de Hokkaidō.
En otras palabras, las buenas o malas cosechas de konbu en Japón dependen casi por completo de la situación en Hokkaidō, donde la producción se ha reducido dos tercios en los últimos 30 años. Este fenómeno no es exclusivo de Rausu, la tendencia prevalece también en otras partes de la prefectura donde también se produce konbu.
Según datos que la Asociación de Control de Productos Pesqueros de Hokkaidō dio a conocer en abril de 2025, en el ejercicio fiscal 2024, el volumen de producción de konbu en esta prefectura septentrional fue de 8.213 toneladas. Se trató de la primera vez que cayó por debajo del umbral de las 10.000, como se puede observar en el gráfico anterior. Se menciona que una de las principales razones del descenso fue la reciente subida de las temperaturas del mar, consecuencia del calentamiento global.
Variedades de konbu con un mayor riesgo de extinción
Si el calentamiento global continúa avanzando a este ritmo, ¿qué futuro les espera a las algas konbu? Un equipo de investigación de la Universidad de Hokkaidō hizo una simulación por computadora de los cambios que se darían en la distribución de 11 variedades de algas a consecuencia del aumento de las temperaturas marinas.
Los resultados revelaron que, incluso bajo el escenario intermedio RCP4.5 (uno de los cuatro establecidos en el Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, IPCC por sus siglas en inglés), que establece que la temperatura aumentará entre 1,1 ºC y 2,6 ºC para finales del siglo XXI, es muy probable que, en el futuro, desaparezcan de aguas japonesas cuatro variedades de algas: naga konbu (saccharina longissima), nekoashi konbu (arthrothamnus bifidus), tororo konbu (saccharina gyrata) y gaggara konbu (saccharina coriacea). En un peor escenario, el RCP8.5, según el cual las emisiones de gases de efecto invernadero seguirán siendo altas, lo que provocará un mayor aumento de las temperaturas marinas, podrán extinguirse seis tipos de algas en aguas japonesas, incluida la mitsuishi konbu (saccharina angustata).
Naga konbu (saccharina longissima) secándose al sol en Nemuro, Hokkaidō, junio de 2023.
Menos volumen de hielo a la deriva, fuente de riqueza marina
Cada invierno, las aguas del mar de Ojotsk traen consigo hielo a la deriva a las cercanías de las costas del norte de Hokkaidō. Este hielo es agua de mar congelada proveniente de las costas de Sajalín o Siberia que flota a la deriva frente a las costas de Hokkaidō después de ser arrastrada hacia el sur por los vientos estacionales fríos y las corrientes marinas.
Hielo a la deriva en el mar de Ojotsk, febrero de 2025.
En este fenómeno también se puede observar el avance del calentamiento global en los mares. Según la Agencia Meteorológica de Japón, la extensión del hielo marino está disminuyendo en las aguas del mar de Ojotsk (ver el siguiente gráfico). Esta se ha reducido 56.000 kilómetros cuadrados en 10 años, lo que representa una disminución de 3,5 % por década del total del hielo marino en el mar de Ojotsk.
Según una simulación hecha por una supercomputadora, si el calentamiento global sigue avanzando al ritmo actual (incluso bajo el escenario más favorable propuesto por el IPCC con una baja emisión de gases de efecto invernadero), la extensión de hielo a la deriva en las aguas del mar de Ojotsk de la latitud norte 46º o más al sur, en las cercanías de Hokkaidō, se habrá reducido dos terceras partes del promedio entre 1994 y 2017 para el año 2050.
En el caso del escenario de medianas emisiones de gases de efecto invernadero, el hielo a la deriva se reduciría a solo un cuarto de su extensión para el año 2050. Y, en el peor de los casos, el escenario con grandes emisiones, se reduciría a solo una quinta parte. También se ha señalado la posibilidad de que, en un futuro, el hielo a la deriva desaparezca por completo de las costas de Hokkaidō, dependiendo del año.
Las vieiras, otras posibles víctimas
El hielo a la deriva no solo es un elemento del paisaje invernal y un atractivo turístico de la prefectura de Hokkaidō.
Este también contiene grandes cantidades de hierro provenientes del río Amur, entre otros sitios. El hielo a la deriva frente a las costas de Hokkaidō se derrite al llegar la primavera y el mineral se libera al mar. Gracias a esto hay grandes cantidades de fitoplancton en el mar de Ojotsk durante esta estación que ayuda a mantener la totalidad del ecosistema marino. Este fitoplancton es un alimento vital para las vieiras, por ejemplo.
Tal como lo señala la simulación computacional, si se reduce el volumen del hielo a la deriva en las aguas del mar de Ojotsk frente a Hokkaidō en el futuro, esto afectará, sin duda, a los productos de mar, entre los que se encuentran las vieiras.
Las vieiras naturales podrían sufrir los efectos negativos de la disminución del hielo a la deriva. Vieiras en el fondo del mar de Ojotsk frente a las costas de Hokkaidō, octubre de 2023.
Como ha quedado en evidencia, el calentamiento marino no solo es el aumento de las temperaturas y el cambio de distribución de los seres vivos, sino que también significa un cambio de los ecosistemas en sí, y la posibilidad de consecuencias más complejos para los productos marinos.
La temperatura de las aguas en los mares de Japón aumenta el doble de rápido que en otras partes del mundo
En el último siglo, la temperatura de las aguas de los mares cercanos a Japón ha aumentado en 1,33 ºC. Esta cifra representa el doble de la velocidad promedio a la que avanza el calentamiento global en el mundo. Se cree que es consecuencia de un mayor aumento en las temperaturas sobre la tierra en comparación con las del mar, lo que estaría afectando las aguas japonesas que están cerca del continente. También se consideran entre las razones los cambios en las corrientes marinas, como la de Kuroshio, que llevan consigo aguas con calor.
La subida de las temperaturas también ha provocado una mayor frecuencia de “olas de calor marinas”, fenómeno en el cual se registran temperaturas inusualmente altas de aguas marinas por más de cinco días.
Los efectos negativos del aumento de un solo grado de temperatura son muy grandes para los seres que habitan los mares y ya están provocando cambios en la distribución de las especies en todas las regiones del país.
Por ejemplo, anteriormente, el límite norte de distribución de las langostas espinosas, seres de aguas templadas, se encontraba en las aguas de la prefectura de Ibaraki, pero en años recientes se han encontrado frente a las costas de la prefectura de Iwate, una región más septentrional.
Las langostas espinosas han sido divisadas incluso en la prefectura de Iwate. Fotografía tomada en la península de Izu, prefectura de Shizuoka, julio de 2024.
El pez sable, uno de los favoritos de los japoneses, parece estar desapareciendo del oeste del país, mientras que en las prefecturas de Iwate, Miyagi y Fukushima la pesca ha aumentado 25 veces en 10 años. Es decir, en algunas zonas pesqueras de Japón el aumento de temperaturas ha ocasionado la disminución de la población de ciertos seres vivos y, por el contrario, en otras, ha aumentado.
Cambios que podrían ser consecuencia del calentamiento global
- Alga konbu: en Hokkaidō, principal zona productora, el volumen de cosecha se ha reducido a un tercio en 30 años.
- Salmón: reducción de la pesca en Hokkaidō y la región de Sanriku. Volumen favorable en Rusia y Alaska.
- Paparda del Pacífico: el aumento de las temperaturas en aguas marinas cercanas es uno de los factores de la reducción de la pesca.
- Buri (Seriola quinqueradiata): antes se lo encontraba en grandes cantidades en las prefecturas de Nagasaki, Shimane y Fukui. En la actualidad, es más común en la región de Tōhoku y en Hokkaidō.
- Pez globo: su presencia ha aumentado en Fukushima y Hokkaidō, además, se ha incrementado el número de especies mezcladas.
- Alga nori: el aumento de temperaturas marinas ha reducido el periodo de cultivo y ha disminuido el volumen de cosechas.
- Coral: en las aguas de Okinawa y otras es evidente el blanqueamiento de coral.
- Langosta espinosa: el límite norte de la distribución ha avanzado de las costas de Ibaraki a las de Sanriku.
- Caballa española japonesa: su pesca ha aumentado en la parte norte del mar del Japón.
- Pez sable: Su presencia ha disminuido en el oeste de Japón y ha aumentado de manera importante en la región de Tōhoku.
No pasar por alto los cambios en el fondo del mar
Aunque no sea tan evidente a la vista humana, el calentamiento global está avanzando en el fondo del mar. A pesar de que ocurran cambios en los océanos, estos son más difíciles de percibir que aquellos en la tierra.
Todo comienza como una serie de pequeños cambios, que, de continuar así, puede tener efectos negativos en nuestras mesas. Medidas como el ahorro de electricidad o el aumento del uso de energías renovables para hacer frente al calentamiento global, pueden ayudar no solo a controlar las temperaturas extremas o los daños por fuertes precipitaciones, sino también a proteger a las delicias del mar que son tan valiosas para los japoneses.
Imagen del encabezado: Onikonbu (Saccharina japónica var. diabolica), que se distribuye en el mercado bajo el nombre de Rausu konbu. Imagen del interior del mar de Rausu, Hokkaidō, mayo de 2024. *Fotografías del autor.
(Traducido al español del original en japonés.)
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