Sanseitō y su auge electoral: la estrategia de base que catapultó al partido de ‘Japón Primero’

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El partido populista de extrema derecha Sanseitō, fundado hace cinco años, sorprendió con sus resultados electorales en los últimos comicios a la Cámara Alta. Más allá de su nacionalismo y su programa “Japón primero”, el autor analiza la singular estrategia de crecimiento organizativo del partido.

Apuntando a las asambleas locales

Mientras los partidos emergentes continúan fragmentando las fuerzas de la oposición japonesa, Sanseitō destaca no solo por su retórica ultraderechista y contraria a la inmigración, sino también por su inusual estrategia organizativa y electoral.

Desde su fundación en abril de 2020, el partido ha concentrado sistemáticamente sus recursos en obtener representación en las asambleas locales de todo Japón. A finales de julio de 2025, Sanseitō contaba con 155 escaños en asambleas municipales y prefecturales. En contraste, Reiwa Shinsengumi (un partido de izquierda en rápida expansión creado en 2019) solo controlaba 60 escaños en todo el país, y el Partido Conservador de Japón, formado en 2023, ocupaba únicamente 9.

Por lo general, los partidos emergentes en Japón, centrados en lograr avances rápidos en las dos cámaras de la Dieta Nacional, suelen descuidar las elecciones locales. Esta actitud refleja la percepción generalizada de que las asambleas locales, con contadas excepciones, carecen de peso real en el proceso político nacional.

La Constitución japonesa de posguerra proclama formalmente el principio de autogobierno local, que apenas había tenido presencia antes de la Segunda Guerra Mundial. En la práctica, sin embargo, los gobiernos locales disponen de escaso margen de maniobra en la formulación de políticas, ya que sus presupuestos dependen en gran parte del impuesto de asignación local y de otras transferencias del Gobierno central. De hecho, se ha descrito despectivamente a las entidades gubernamentales locales como “autónomas en un 20 %” o “autónomas en un 30 %”, en alusión a la escasa contribución de los ingresos fiscales locales a sus presupuestos.

En las elecciones locales unificadas de la primavera de 2023, el porcentaje medio de voto fue del 44 % en las asambleas municipales y del 42 % en las prefecturales, frente al 54 % registrado en las elecciones a la Cámara de Representantes de 2024.

En este contexto resulta comprensible que los partidos emergentes, eclipsados por las grandes formaciones y sus estructuras, opten por concentrar sus recursos en las elecciones a la Dieta. Sin embargo, esta estrategia pasa por alto el papel clave que pueden desempeñar los representantes locales en esas contiendas.

Presencia sobre el terreno

Las asambleas locales japonesas se reúnen, por término medio, entre 90 y 120 días al año. Esto implica que, durante cerca de dos tercios del año, sus miembros disponen de tiempo libre para otras actividades más allá de su presencia en las sesiones de la asamblea. Ciertamente, parte de ese tiempo suele dedicarse a reuniones con votantes y simpatizantes, o a visitas a barrios e instalaciones. Sin embargo, en la práctica, la función principal de los miembros de asambleas locales durante ese periodo largo de licencia pagada es apoyar las ambiciones nacionales de sus partidos con la vista puesta en las próximas elecciones a la Dieta.

En Japón, las elecciones generales se celebran con relativa frecuencia. El mandato de los miembros de la Cámara de Consejeros (Cámara Alta) es de seis años, aunque cada tres años se renueva la mitad de los escaños. En el caso de la Cámara de Representantes (Cámara Baja), el mandato es de cuatro años, pero dado que el primer ministro puede disolverla de forma anticipada, el intervalo medio entre elecciones generales ronda los dos años y medio. En consecuencia, Japón celebra elecciones a la Dieta aproximadamente cada dos años.

En un contexto electoral tan dinámico se espera que los representantes locales actúen como fuerza base en las campañas oficiales y paralelas de sus respectivos partidos de cara a las elecciones nacionales. Las redes de contactos y el conocimiento de asuntos locales que estos representantes han adquirido durante su mandato pueden aportar significativamente a la planificación y ejecución de la estrategia electoral a nivel nacional. Cuanto mayor es la presencia de un partido en los órganos locales, mejor situado está para lanzar una campaña nacional eficaz. De hecho, algunos analistas consideran que los miembros de asambleas locales constituyen la columna vertebral de las formaciones políticas nacionales.

En consecuencia, Sanseitō ha orientado su estrategia hacia la obtención de escaños en asambleas locales y la creación de redes regionales como base para lograr avances significativos en las elecciones nacionales.

Un fruto al alcance de todos

Pero, ¿cómo ha logrado Sanseitō conquistar tantos escaños en las asambleas locales? La clave de su éxito reside en una estrategia bien definida: presentar candidatos en lugares con baja competencia, donde las probabilidades de victoria son mayores. Es decir, apuntar sistemáticamente a jurisdicciones locales con escasez de candidatos para los escaños en juego. De hecho, muchas jurisdicciones rurales enfrentan actualmente una notable escasez de candidaturas. Esta situación se debe al declive demográfico y al envejecimiento poblacional, sumados a un desinterés generalizado por cargos de escasa influencia y baja retribución.

En las elecciones municipales unificadas de 2023, cerca del 14 % (2.057) de los miembros electos de las asambleas ganaron sin oposición, al igual que el 40 % de los alcaldes elegidos (Asahi Shimbun, 5 de junio de 2023). Sanseitō logró asegurarse 100 escaños en esas elecciones locales.

Al enfocarse en jurisdicciones con escasez de candidaturas y recopilar datos relevantes (como población, estructura demográfica o tendencias partidistas), un partido puede obtener escaños con relativa facilidad, incluso presentando aspirantes sin vínculos previos con las comunidades a las que optan. Este ha sido, de hecho, el enfoque que Sanseitō ha empleado para consolidarse en las asambleas locales desde su fundación hace cinco años.

Japón dispone de un sistema de fianzas electorales cuyo objetivo es disuadir a quienes busquen postularse por motivos publicitarios o triviales. De hecho, en términos generales, las exigencias económicas para presentar candidaturas en Japón están entre las más severas del mundo. No obstante, el umbral para postularse en elecciones municipales es relativamente bajo: 150.000 yenes en pueblos y aldeas, 300.000 yenes en ciudades. Además, el depósito se reembolsa a quienes resultan electos o alcanzan un porcentaje significativo del voto total.

Aprovechando estas fisuras del sistema, Sanseitō ha optado por presentar candidatos en comicios locales de bajo coste y escasa competencia, con el objetivo de establecer presencia territorial de cara a las elecciones nacionales.

Aprovechando el sistema de la Cámara Baja

Además de afianzarse en las asambleas locales de todo Japón, Sanseitō ha establecido sucursales del partido en casi todas las circunscripciones unipersonales de la Cámara de Representantes de Japón, a pesar de que su base de apoyo se concentra principalmente en las grandes áreas metropolitanas. En agosto de 2025 el partido contaba con sucursales en 287 de los 289 distritos unipersonales de la Cámara Baja. Otros partidos emergentes han tenido dificultades para establecer sucursales en cada una de las 47 prefecturas de Japón, por no hablar de todos los distritos electorales. Las numerosas sucursales locales de Sanseitō, cada una de las cuales corresponde a una circunscripción de la Cámara Baja, constituyen una red de bases de primera línea preparadas para luchar en las elecciones a la Dieta en todo el país.

Para comprender mejor esta estrategia es necesario examinar más de cerca la evolución del sistema electoral de la Cámara Baja de Japón en las últimas décadas.

Durante medio siglo después de la Segunda Guerra Mundial, los miembros de la poderosa Cámara de Representantes de Japón fueron elegidos en distritos con múltiples escaños (generalmente entre tres y cinco). Bajo este sistema era común que el dominante Partido Liberal Democrático presentara dos o más candidatos en un distrito electoral. Esto tuvo el efecto de intensificar la competencia entre facciones por la financiación y los miembros, mientras que el debate político pasó a un segundo plano.

A pesar de los males del faccionalismo el PLD, de corte conservador, mantuvo un fuerte control del poder durante décadas, sostenido por una base rural leal y bien organizada. Las fuerzas laboristas y otras fuerzas de izquierda, concentradas en las principales zonas urbanas del país, gravitaron hacia el Partido Socialista de Japón, la fuerza opositora perenne. Este fue el “sistema de partido y medio” que persistió desde 1955 hasta 1993.

En la década de 1980, en medio de una serie de escándalos políticos, cobró impulso la reforma electoral. Argumentando que los distritos de múltiples escaños de la Cámara Baja fomentaban las facciones y la política del dinero, al tiempo que obstaculizaban el desarrollo de un sistema bipartidista, los reformistas reclamaron el establecimiento de circunscripciones unipersonales en las que el ganador se lo llevara todo, similares a las de Gran Bretaña y Estados Unidos.

La oportunidad de cambio llegó finalmente después de que el PLD fuera derrocado por una coalición reformista en 1993. Bajo el efímero gabinete del primer ministro Hosokawa Morihiro, la Dieta aprobó una reforma radical del sistema electoral de la Cámara Baja mediante la enmienda de 1994 de la Ley de Elecciones a Cargos Públicos. Aplicado por primera vez en las elecciones generales de 1996, el nuevo sistema (todavía en vigor) combina distritos unipersonales con grandes “bloques de representación proporcional” de múltiples escaños en los que los votantes emiten su voto por el partido de su elección.

Durante algún tiempo el PLD, que seguía siendo el partido más grande de la Dieta, pudo mantener su ventaja electoral gracias a una distribución de distritos que favorecía de manera desproporcionada las zonas rurales de Japón. Sin embargo, la cuestión se llevó repetidamente ante el Tribunal Supremo, el cual dictaminó que la gran “disparidad en el valor de un voto” violaba la Constitución, y finalmente se rediseñó el mapa electoral para reflejar mejor la distribución de la población.

Mientras tanto, la recesión económica que comenzara en la década de 1990, tras el colapso de la “burbuja económica”, aceleró el éxodo de los jóvenes de áreas rurales a la zona de Tokio, lo que provocó que muchos distritos electorales urbanos y suburbanos se subdividieran para reflejar el crecimiento de la población.

Los vencedores de la segunda oportunidad

Aunque Sanseitō solo cuenta actualmente con tres escaños en la Cámara de Representantes, puede esperar beneficiarse en lo sucesivo de la proliferación de distritos electorales urbanos, ya que sus seguidores pertenecen en su gran mayoría a la clase media urbana y suburbana. Esto hace aún más interesante que el partido se moleste en establecer sucursales en circunscripciones unipersonales, en lugar de centrarse en las prefecturas, como han hecho otros partidos emergentes.

La razón de esta estrategia radica en un mecanismo particular del actual sistema electoral de la Cámara Baja. Además de los distritos unipersonales, una parte de los escaños de la cámara se cubren por representación proporcional a partir de 11 bloques regionales de multiescaños. Mediante una papeleta separada, los votantes indican su preferencia de partido y los escaños se asignan a cada partido en función del porcentaje de votos que recibe. A continuación, el partido asigna a los políticos individuales esos escaños de acuerdo con una lista clasificada publicada con antelación. Dado que un político que se presenta en un distrito unipersonal también puede figurar en la lista de representación proporcional de su partido, un perdedor en los distritos unipersonales, en los que el ganador se lo lleva todo, puede “resucitar” a través de la representación proporcional.

La perspectiva de estas segundas oportunidades de victoria es, sin duda, lo que motiva al Sanseitō a establecer sucursales del partido en distritos unipersonales de todo el país, incluidos muchos en los que sus posibilidades de ganar son escasas. Este enfoque promete dar al Sanseitō otro gran impulso en las próximas elecciones generales (que se celebrarán a más tardar en octubre de 2028, pero probablemente mucho antes).

En 2022, Sanseitō contaba con unos 45.000 miembros y simpatizantes. Actualmente, se estima que esa cifra asciende a unos 68.000. No obstante, el futuro de Sanseitō dependerá menos del número actual de afiliados que de la eficacia de las estrategias electorales que viene desplegando para afianzarse como una fuerza relevante en el panorama político japonés.

(Imagen del encabezado: partidarios del Sanseitō se reúnen en un mitin frente a la estación de Shinbashi, Tokio, el 21 de julio de 2025, tras los buenos resultados del partido en las elecciones a la Cámara Alta celebradas el día anterior – © Kyōdō.)

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