‘Chainsaw Man’: el antihéroe sangriento que retrata la desesperación de toda una generación

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Un joven que obtiene el corazón de un demonio y se transforma con él en un héroe monstruoso utiliza la motosierra de su cabeza para destruir criaturas que atacan a los humanos. Chainsaw Man (Fujimoto Tatsuki) es un gran éxito en todo el mundo, con sus sangrientas batallas y su trama impredecible. Nos acercamos al misterio de esta popular obra, tan difícil de descifrar.

Una obra de la editorial Jump que no parece una obra de la Jump

Chainsaw Man comenzó a serializarse en la revista Shūkan Shōnen Jump a finales de 2018. El número total de copias impresas de este manga supera los 30 millones, y la película de animación Chainsaw Man Reze-hen (“El arco de Reze”) se está proyectando en cines actualmente.

El protagonista es Denji, de 16 años. Vive en una choza, y para pagar las deudas que su padre fallecido dejó con la yakuza, se convierte en un cazador de demonios privado. Su trabajo de cazar demonios, monstruos de identidad desconocida, es peligroso pero rentable.

Sin embargo, Denji es brutalmente asesinado por los yakuza, que se han aliado con los demonios. En ese momento Denji recibe el corazón de Pochita, el “Demonio Motosierra” con forma de perro, y resucita como “Chainsaw Man”, mitad demonio y mitad humano. Con un poder abrumador, se venga de los yakuza y comienza a luchar contra demonios aún más poderosos, como cazador de demonios para la Oficina de Seguridad Pública del Estado.

Desde el principio, la obra generó controversia por ser muy poco característica dentro de la editorial Shōnen Jump, que ha promovido tradicionalmente las virtudes de “la amistad, el esfuerzo y la victoria”. Esto se debe en gran parte a que Denji es un “antihéroe”, casi opuesto a un protagonista típico de la Jump.

Chainsaw Man, volumen 2. © Fujimoto Tatsuki / Shūeisha
Chainsaw Man, volumen 2. © Fujimoto Tatsuki / Shūeisha

Un “dolor autolesivo” y un “sentido pop desenfrenado”

Denji, que no pudo ir a la escuela, nunca ha sentido el amor de nadie; ha sufrido tales extremos de pobreza que ha llegado al punto de vender sus propios órganos. Su único deseo es una vida normal; su sueño es comer una tostada con mermelada junto a Pochita, ligar con una chica y jugar a videojuegos con ella en una habitación decente… Lucha contra los demonios solo porque Makima, su superior de Seguridad Pública, manipula sus pequeños deseos inmediatos. Esto lo diferencia drásticamente de protagonistas de otras obras de la Jump, como Kamado Tanjirō de Kimetsu no yaiba o Midoriya Izuku de Boku no Hīrō Akademia (My Hero Academia), que encarnan la justicia y la pasión.

El autor, Fujimoto Tatsuki, respondió en una entrevista con medios extranjeros: “Sentí que corría el riesgo de que la obra se hundiera (en la revista) si la hacía como un ‘manga al estilo Jump’. Por eso traté de mantener mi individualidad como creador en la medida de lo posible, enfocándome en hacer solo la estructura y los personajes al estilo Jump”. Aunque sin duda hubo una estrategia, es imposible hablar de esta obra sin referirse a la individualidad de su creador.

La figura del protagonista, con enormes motosierras que sobresalen de su cabeza y de ambos brazos es inolvidable una vez vista, pero los lectores quizá tiendan a calificarla como siniestra, más que imponente. El músico Yonezu Kenshi, que compuso los temas principales tanto para la serie de televisión como para la película, comentó en un diálogo con Fujimoto Tatsuki: “Las motosierras salen del cuerpo como si desgarraran los brazos a la vez. (…) La forma en que todo eso se convierte en una especie de autolesión es una forma de expresión como nunca había visto antes”. También señaló: “Es una obra sumamente oscura y seria, pero al mismo tiempo tiene un aire muy extravagante. Y de algún modo también parece pop”. Esta antinomia entre el “dolor autolesivo” y el “sentido pop desenfrenado” es, ante todo, la individualidad más distintiva de Fujimoto Tatsuki.

Fans de todo el mundo. Un cosplayer de Chainsaw Man durante la Fan Expo Canadá, en Toronto, agosto de 2023. (Ayush Chopra / SOPA Images / Sipa)
Fans de todo el mundo. Un cosplayer de Chainsaw Man durante la Fan Expo Canadá, en Toronto, agosto de 2023. (Ayush Chopra / SOPA Images / Sipa)

Un protagonista que oscila entre la insolencia y la autodegradación

El escenario de la obra no es el siglo XXI. No hay smartphones, sino cabinas telefónicas por toda la ciudad; da la impresión de ser la segunda mitad de la década de 1990. Denji, de 16 años, habría nacido entonces alrededor de 1980, lo cual lo sitúa justo en mitad de la llamada “generación de la era glacial del empleo”.

Esa generación es la de aquellos que entraron en el mercado laboral entre 1993 y 2005, después del colapso de la burbuja económica. Muchos de ellos son trabajadores no regulares, y a veces se les llama la “generación perdida”. Se dice que ascienden a 17 millones de personas, tienen ahora entre 35 y 55 años, y están influyendo considerablemente en la opinión pública y las tendencias políticas de Japón.

Las mentalidades comunes en esta generación incluyen el pesimismo de no poder tener grandes sueños, y la llamada “teoría de la autorresponsabilidad”, según la cual las dificultades de la vida parten de una falta de esfuerzo propio. Fujimoto Tatsuki, nacido a principios de la década de 1990, probablemente vio de cerca la melancolía de esta generación.

Denji, que oscila entre la insolencia y la autodegradación, y cuyo principio de acción se basa tan solo en los tres grandes deseos (tener sexo, comer y dormir), toca una fibra sensible en esta generación. Esta es quizá una sensación con la que pueden empatizar los lectores no solo de Japón, sino de todo el mundo.

La verdadera naturaleza de la complejidad

También me gustaría referirme a los demonios de la obra. En un principio aparecen como monstruos de identidad desconocida, pero según explica Makima, la superior de Denji, “Todos los demonios nacen con un nombre. Cuanto más temido sea ese nombre, más poder tendrá el demonio”. Es decir, que los demonios son la materialización de cosas o conceptos a los que la humanidad teme. El Demonio Zombi o el Demonio Murciélago son fáciles de entender, pero ¿no se puede imaginar con la misma facilidad el Demonio Arma de Fuego, el Demonio Dominio, el Demonio Guerra o el Demonio Vejez? Esta variedad de demonios, de excelente diseño, sirve como fuerte sátira social y, al mismo tiempo, dota a la obra de una cierta complejidad filosófica.

La primera parte, el “arco de la Seguridad Pública” (Kōan-hen), concluyó en la revista Jump a finales de 2020. La segunda parte, que se trasladó a la aplicación Shōnen Jump+ y se serializa desde 2022, si bien tiene continuidad narrativa, ha dejado de ser un simple entretenimiento. Algunas personas comentan que “no se entiende”. Sí se percibe, sin embargo, que este caos refleja directamente la confusión del siglo XXI en el que vivimos, esta era que podrá llamarse de nuevo el “siglo de la guerra”, con conflictos en Ucrania, Gaza y otros lugares.

El autor considera a Fujimoto Tatsuki como el mayor genio en el mundo del manga japonés desde Ōtomo Katsuhiro, el autor de Akira. En primer lugar, por su habilidad para dibujar. El sentido visual tridimensional que Ōtomo abrió en la década de 1980, y que desarrollaron en los noventa algunas personas como Shirow Masamune, ha sido actualizado aún más por Fujimoto. Se siente que incorpora hábilmente el sentido visual de una era en la que la grabación en vídeo se ha hecho personal, con la proliferación de los smartphones.

Un aspecto que no se puede pasar por alto es que Fujimoto Tatsuki observa la “expresión como ficción” con una mirada muy fría. Su obra anterior, Fire Punch (2016), fue una sorprendente historia en la que un personaje intentaba filmar la venganza del protagonista, y la venganza misma se convertía en ficción. Chainsaw Man es similar; aparece una escena que parodia a Save the Cat! The Last Book on Screenwriting You’ll Ever Need (“¡Salva el gato! El último libro de escritura de guiones que necesitarás”; Blake Snyder), un libro de referencia sobre el arte de escribir guiones al estilo de Hollywood.

También es sabido que incluye homenajes a sus películas favoritas en la obra, susurrando así la naturaleza ficticia de la narrativa al lector. En otras palabras, la obra en sí se convierte en una especie de crítica metatextual de la creación. Aquí reside la esencia de la individualidad de Fujimoto Tatsuki como creador. Rukku Bakku (Look Back, 2021), adaptada al cine de animación, es otra de sus obras maestras, más fácil de entender, que retrata a dos chicas que aspiran a ser autoras de manga, pero insisto en que su verdadero valor se encuentra en Chainsaw Man.

Sin embargo, el hecho de que se escape con astucia de tales interpretaciones es precisamente lo que hace que Fujimoto Tatsuki sea el autor que es.

Películas y animes que “calan” en la juventud

La película que actualmente se encuentra en cartelera es una secuela del anime televisivo. Las lujosas y espectaculares escenas de combate merecen la pena; son casi como un catálogo completo del arte tradicional de la animación japonesa. El público principal ronda los 20 años; los rostros de muchos, después de verla, parecen satisfechos, lo cual me ha hecho sentir de cerca que esta obra está calando profundamente en el público joven.

A nivel nacional, esta obra ganó el Premio de Manga Shōgakukan en la categoría shōnen en 2021, y ha ganado el Premio Harvey al Mejor Manga en Estados Unidos tres años consecutivos, desde 2021.

Ocho de los primeros relatos cortos de Fujimoto Tatsuki, incluyendo su debut, Niwa ni wa niwa niwatori ga ita. (“Dos gallinas había en el jardín”), que dibujó a los 17 años, también han sido adaptados al anime. Se estrenaron por tiempo limitado en cines japoneses en octubre, y se distribuirán a nivel mundial a partir de noviembre. No puedo evitar pensar que Fujimoto Tatsuki tiene algo capaz de encender los corazones de los creadores contemporáneos.

(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: el manga Chainsaw Man, serializado en la revista Shūkan Shōnen Jump © Fujimoto Tatsuki / Shūeisha.)

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