Donde habitan los dioses: Asumui, el sagrado monte rocoso al extremo norte de Yanbaru
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Ōsaka Hiroshi capta con cámara monocromática elementos naturales a los que se rinde culto por ser hogar de divinidades. En la undécima entrega de esta serie visitamos el lugar sagrado más antiguo de la isla de Okinawa: Asumui, zona montañosa de piedra caliza que emerge entre el bosque subtropical.
Un bosque ancestral con peñascos cubiertos de árboles subtropicales
La parte norte de la isla principal de Okinawa es un tesoro de biodiversidad repleto de bosques vírgenes conocido como Yanbaru. En su extremo septentrional, sobre la aldea de Kunigami, se alzan cuatro picos rocosos llamados Asumui; venerados como paraje sagrado desde la antigüedad, a día de hoy albergan más de 40 puntos de oración. Según el compendio de la historia oficial del Reino de Ryūkū Chūzan Seikan, cuyo primer libro narra su génesis, este sitio fue el primer utaki o lugar sagrado creado por la deidad ancestral Amamiku, también llamada Amamikiyo, cuando descendió del cielo a la tierra.
Asumui se formó hace 250 millones de años durante la era Paleozoica. La piedra caliza generada bajo el mar emergió debido a movimientos tectónicos y con el paso del tiempo fue erosionada y disuelta por el viento y la lluvia, creando una meseta kárstica tropical cubierta de exuberantes árboles propios del cálido sur. Su rico entorno natural está amparado por su estatus de zona de protección especial como parte del Parque Nacional Yanbaru, patrimonio natural de la humanidad de la UNESCO desde 2021.
Al adentrarme en el bosque me encuentro con una multitud erguida de rocas gigantes con formas extrañas entrelazadas por las raíces de todo tipo de árboles, como el gajumaru (Ficus microcarpa), el akagi (Bischofia javanica), o el akō (Ficus superba). Es un paisaje fascinante que trae a la mente imágenes de bosques primigenios. Las imponentes formaciones naturales probablemente infundieron un sentimiento de reverencia en la gente de antaño, que sintió aquí la presencia de los dioses.
Tras ascender por un sendero cubierto de ramas y follaje que ocultan el cielo, de golpe la vista se abre y desde un mirador se puede observar, más allá del denso bosque, el cabo de Hedo. Existe la teoría de que los picos de Asumui guiaron a la diosa Amamiku cuando esta llegó a Okinawa en barco, por lo que tal vez saciara su sed con los manantiales de esta tierra antes de dirigirse al sur para construir el país. Es por eso que durante el período del Reino de Ryūkyū (1429-1879), el agua del río Hedo que fluye al pie de Asumui se presentaba como ofrenda a finales de cada año al castillo de Shuri, para orar por la longevidad de la familia real.
Continuando por el sendero aparecen árboles que se retuercen como si bailaran, montículos formados por gigantescas rocas amontonadas e inquietantes cuevas; todo ello crea la ilusión de revivir recuerdos inexistentes de tiempos arcaicos. Incluso a día de hoy, este bosque primigenio sigue emanando una atmósfera sagrada.
Las formaciones de piedra caliza crean un bosque rocoso. (Fotografía: Ōsaka Hiroshi)
Asumui
- Dirección: 1241 Ginama, Kunigami, distrito de Kunigami (prefectura de Okinawa). Para entrar en la montaña hay que comprar una entrada en Asmui Hikes (página en japonés, con ciertas secciones traducidas al inglés).
Zona montañosa a 248 metros sobre el nivel del mar en el extremo norte de la isla principal de Okinawa. Forma parte del Parque Nacional Yanbaru, hogar de uno de los bosques laurifolios más grandes de Japón, y colinda con la zona declarada Patrimonio Natural de la Humanidad en 2021 bajo el nombre “Isla de Amami-Oshima, isla de Tokunoshima, parte norte de la isla de Okinawa e Isla de Iriomote”. También conocida como Hedomitake —o Hedo Utaki, en el idioma local—, Asumui es venerada como la primera entre los llamados “siete utaki de la creación de Ryūkyū” que engendró la diosa creadora de Okinawa. El impactante paisaje de plantas subtropicales que se enraízan en las incontables rocas calizas atrae tanto a fieles como a turistas. En 2002 se construyeron senderos para pasear de forma segura mientras se mantenían cerrados al público los lugares de culto: se inauguró así la iniciativa turística Daisekirinzan. Rebautizada en 2024 como “Asmui Hikes”, actualmente se centra en un ecoturismo que permite a los visitantes experimentar la cultura religiosa junto con el entorno natural.
El musgo retiene la humedad y nutre el suelo, permitiendo que las raíces de los árboles crezcan y envuelvan la piedra caliza. (Fotografía: Ōsaka Hiroshi)
Las numerosas rocas gigantes parecen criaturas vivientes. (Fotografía: Ōsaka Hiroshi)
Más allá de la espesura del bosque se ve el cabo Hedo, el punto más septentrional de la isla principal de Okinawa. (Fotografía: Ōsaka Hiroshi)
Desde el cabo de Hedo se pueden observar los cuatro picos sagrados. (Fotografía: Ōsaka Hiroshi)
Reportaje, texto y edición: Kitazaki Jirō.
(Imagen del encabezado: Asumui, montaña sagrada en la zona norte de la isla principal de Okinawa. Actualmente abierta al público bajo el nombre de Asmui Hikes; anteriormente era conocida como Daisekirinzan – fotografía de Osaka Hiroshi.)
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