El aumento de la temperatura, un duro golpe para los productos agrícolas japoneses
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Recientemente Japón ha registrado las temperaturas más elevadas de su historia, lo que ha significado un duro golpe para la agricultura. El aumento de las temperaturas y un clima extraordinario son problemas directamente relacionados con la calidad y el volumen de las cosechas de productos que no pueden faltar en la mesa; arroz, verduras y frutas.
Cambios provocados por el aumento de las temperaturas
Japón, un estrecho archipiélago que se extiende de norte a sur, es hogar de una gran diversidad climática, desde sus zonas frías como Hokkaidō, con inviernos nevados, hasta zonas subtropicales en el sur, en Kyūshū y Okinawa.
En 2023 las temperaturas se dispararon en el archipiélago aún más, una tendencia que continúa hoy en día, como se puede observar en el siguiente gráfico.
Las temperaturas están aumentando año tras año, particularmente en verano, y cada vez es más común que se registren días abrasadores en los que se superan los 35°. Una de las razones para ello es el incremento de la alta presión atmosférica durante el verano, en el océano Pacífico. Cuando la temperatura del mar aumenta en el Pacífico occidental, cerca de las costas de Filipinas, se intensifica la alta presión atmosférica en las proximidades de Japón, lo que favorece la presencia de cielos despejados por largos periodos. Como consecuencia, las altas temperaturas continúan hasta el otoño y, en invierno, aunque se registran olas frías temporales, los termómetros suelen tender al alza.
El aumento de las temperaturas también ocasiona un mayor volumen de vapor de agua en la atmósfera, hecho que ha provocado un aumento de chubascos, origen de inundaciones y otros daños. Pero también se han reducido los días lluviosos, lo cual incrementa la posibilidad de sequías. En otras palabras, el clima de Japón se está tornando caluroso con lluvia, condiciones sumamente complicadas para la agricultura.
Baja la calidad y cantidad de las cosechas de arroz de lujo, trigo y soja
Espigas de arroz vacías que no caen por su peso debido a que las altas temperaturas obstaculizaron su fertilización. (Fotografía del autor)
Las altas temperaturas han afectado la calidad del arroz, un cereal básico en Japón. Cuando las temperaturas promedio sobrepasan los 26 °C o 27 °C en los 20 días posteriores a la floración del arroz, aumenta la cantidad de granos inmaduros y blancos, lo que baja el valor del producto. En 2023 marcas japonesas de arroz de lujo, tales como la Koshihikari de Niigata o la Tsuyahime de Yamagata, resultaron bastante afectadas. Por otra parte, cuando los días extremadamente calurosos, con temperaturas superiores a los 35 °C, continúan durante el periodo de floración, la polinización no se lleva a cabo eficazmente y las espigas no dan fruto, un fenómeno conocido como “esterilidad por altas temperaturas”. Este fue un gran problema en la región de Kyūshū, entre otras, en 2024.
Lo mismo sucede con la soja. En las zonas meridionales por debajo de Hokkaidō, este cultivo está sufriendo los efectos del cambio climático. En años recientes, las cosechas se han reducido particularmente en la zona del norte de Kyūshū, conocida antiguamente por su gran volumen de producción. En esta región ya no se consiguen buenas cosechas, y en el mejor de los casos solo llegan al nivel habitual del pasado.
Por otra parte, el aumento de las temperaturas en Hokkaidō, zona que solía gozar de veranos relativamente frescos, había favorecido hasta ahora la calidad del arroz. En 2023, sin embargo, las altas temperaturas hicieron decaer la calidad de la marca Yumepirika. En esta prefectura septentrional se produce no solo arroz, sino también trigo, patatas y remolacha azucarera, entre muchos otros cultivos cuyos volúmenes de cosecha y calidad se han visto afectados por las altas temperaturas y los largos periodos de lluvia.
A la izquierda, granos de arroz maduros de tamaño uniforme y sin daños. A la derecha, granos blancuzcos y turbios por falta de almidón, a causa de las altas temperaturas. (Fotografía de la Organización Nacional de Investigación sobre Agricultura y Alimentos)
Frutas y verduras quemadas y con cambios en sabor y coloración
En la actualidad, la mayoría de las frutas y verduras que se cultivan en Japón son poco resistentes a las altas temperaturas. En 2023 y 2024 se registraron daños relacionados con el calor en gran parte del país. Por ejemplo, uno de los problemas que ha surgido es que las altas temperaturas ocasionadas por la intensa luz del sol queman frutas y verduras tales como los tomates y las berenjenas, además de obstaculizar la polinización y causar infertilidad.
Tomates con coloración desigual a causa de las altas temperaturas. (Fotografía de la prefectura de Kumamoto)
En el caso de las verduras de hoja y los tubérculos, las altas temperaturas entre el invierno y la primavera aceleran la maduración y pueden alterar la temporada de cosechas. También se han registrado casos en los que las temperaturas extremadamente altas del verano detienen la maduración de los cultivos, lo que reduce el volumen de las cosechas. Todo esto genera inestabilidad en el suministro de verduras y mayores posibilidades de fluctuación de precios.
Se han dado casos en los que el suministro de fresas no está listo para la temporada navideña, ya que las temperaturas se han mantenido altas durante el periodo en que aparecen los brotes de las flores.
Arriba, fresas con coloración normal. Abajo, fresas quemadas por el sol. (Fotografía de la prefectura de Kumamoto)
Buena parte de las manzanas, las uvas y las mandarinas, entre otras frutas, registraron mala coloración a causa de las quemaduras del sol. El caso de las manzanas fue especialmente difícil en 2023, ya que el 30 % de la producción de todo el país presentó mala coloración. Por otra parte, al aumentar las temperaturas también se incrementa el dulzor de las frutas, pero, al reducirse la acidez, se altera el equilibro en el gusto.
Izquierda, uvas con coloración normal. Derecha, uvas con mala coloración. (Fotografía de la Organización Nacional de Investigación sobre Agricultura y Alimentos)
La coloración de las manzanas empeora con el aumento de las temperaturas. (Fotografía de la Organización Nacional de Investigación sobre Agricultura y Alimentos)
Ganado no apto para altas temperaturas, aumento de daños por animales silvestres
El cambio climático también está afectando a muchas áreas de la industria ganadera de Japón. Las vacas, cerdos y pollos son más propensos a padecer estrés por calor a causa de las altas temperaturas, lo que ocasiona una menor producción de leche, un bajo crecimiento y una capacidad reproductiva limitada. Además, el calor hace cambiar las variedades de cultivo forrajero. Por ejemplo, los pastos y el maíz aceleran su maduración, por lo que se puede cosechar un mayor volumen, pero también afecta su calidad y los hace propensos a plagas y a daños por fauna silvestre, problemas que antes no existían. De hecho, todos los cultivos sin excepción padecen cada vez más los daños causados por plagas y fauna silvestre. El hábitat y las zonas de actividad de animales salvajes han cambiado a causa del aumento de las temperaturas y la disminución de las nevadas. Es especialmente evidente el caso de los ciervos, jabalíes y osos que dañan pastos o cultivos forrajeros y provocan importantes menoscabos, ya que las extensiones de estos cultivos son mucho mayores y se hallan menos controladas que las de otros.
Fortalecimiento de las medidas para prevenir daños
Para disminuir los daños ocasionados por las altas temperaturas y el cambio climático, los agricultores japoneses han establecido diversas medidas, como cambiar las temporadas de cosecha y cultivo, mejorar los métodos de producción o modificar el uso de agua y abonos. Los veranos recientes han contado con más días soleados, por lo que los agricultores ponen una mayor cantidad de abono antes de que crezcan las espigas de arroz, para así prevenir el declive de la calidad del producto, una técnica que podría ser muy beneficiosa. También se están creando variedades de arroz más resistentes a las altas temperaturas. En la actualidad, ya se están cultivando algunas, y su uso se está extendiendo.
Actualmente, en el caso de cultivos de campo como la soja y el trigo, las medidas tomadas se han centrado en los métodos de producción. En la región de Ojotsk, en el norte de Hokkaidō, se está extendiendo el cultivo de soja, leguminosa que anteriormente no se daba en esta zona, lo que ha ayudado a paliar la escasez en las islas de Honshū y zonas más al sur.
Dado que existe un gran número de variedades de frutas y verduras, resulta relativamente flexible adoptar tipos que se adecuen al clima. En Hokkaidō se están introduciendo los camotes o batatas y los cacahuetes, cultivos adecuados para temperaturas templadas. También está aumentando la producción en invernaderos y la mejora de las condiciones para posibilitar el control de las altas temperaturas y aumentar los ingresos.
Ya que los árboles frutales son cultivos a largo plazo, son especialmente sensibles a los efectos del cambio climático. Sin embargo, como se suele dar prioridad a la calidad, es difícil tomar medidas al respecto. Algunos importantes productores de frutas deciden diversificar los riesgos y cultivan diferentes variedades, además de ajustar las temporadas de cosecha para sortear los efectos de las altas temperaturas.
Nuevas zonas de producción
También están naciendo otras zonas de producción con la introducción de nuevos cultivos. En la prefectura de Akita, los productores de manzanas han comenzado a cultivar melocotones. Al ser la zona cuya producción sale más tarde al mercado en todo el país, está comenzando a popularizarse como la “región más septentrional de cultivo” de esta fruta.
En el oeste de Japón se está reemplazando la variedad de mandarinas satsuma por las bancan, y también hay zonas en las que se están sembrando árboles de frutas tropicales y subtropicales. En el caso de las vides para vino, se buscan variedades con un equilibrio entre la dulzura y la acidez. Por esta razón, la zona de producción ha comenzado a trasladarse a regiones más altas y frías o a Hokkaidō. Además, una bodega de Borgoña, famosa región vinícola francesa, ha establecido una fábrica y un viñedo en esta prefectura septentrional, lo que puede considerarse una adaptación regional a nivel internacional a causa del cambio climático.
Estrategia de ventas y distribución, otra clave
Las medidas para hacer frente al cambio climático no se limitan a adaptar la forma de producción de los cultivos. También es importante contar con estrategias de venta y distribución. Incluso en el caso de que se reemplacen los cultivos para adecuarlos a las temperaturas, es necesario tener en cuenta la demanda que existe de esos productos. Los cultivos no son solo productos agrícolas, sino bienes económicos. Por esa razón, a la hora de elegir una variedad, es necesario considerar que sea fácil de cultivar, pero también fácil de vender. Aunque se consigan buenas cosechas, si no se venden, no tiene sentido. No se pueden pasar por alto las ganancias ni las necesidades del mercado en esa elección.
En el caso de las frutas, la calidad exigida depende de la forma de venta. Si se ofrecen en el mercado, se da prioridad a su apariencia. En años calurosos, la coloración de las manzanas se retrasa, por lo que se colocan láminas reflejantes o se cortan las hojas para mejorar su apariencia. Si por el contrario se venden en internet o en establecimientos directos de los productores, el sabor es más importante. En esos casos se retrasa la cosecha para conseguir lo primordial: suministrar frutas completamente maduras. Los puntos de venta directos, a diferencia del mercado, ofrecen a los productores oportunidades particulares de innovación para hacer frente al cambio climático. Es así como algunos pequeños productores y nuevos agricultores han logrado conseguir ingresos estables.
En la ganadería lechera, si los productores son capaces de abordar el procesamiento y venta de leche a fabricantes de helados u otros productos, podrán aprovechar la alta demanda durante las temporadas de alta temperatura y los ingresos resultantes. Además, estas ganancias pueden utilizarse como inversión en infraestructura para hacer frente a las altas temperaturas. La administración ganadera sostenible y adaptada al cambio climático, así como la agricultura en zonas montañosas, requerirán estrategias integradas desde la producción hasta la venta y medidas comunitarias para garantizar la convivencia con el medio ambiente y los animales salvajes.
Hacia una gastronomía con un futuro sostenible
El calentamiento global está causando graves efectos en nuestra dieta. Para que la industria agraria japonesa se adapte a los rápidos cambios del clima, es necesario llevar a cabo múltiples esfuerzos simultáneos como la mejora de las variedades y los métodos de producción o el traslado de zonas de producción. Muchos de los desafíos son compartidos por los agricultores de todo el mundo, por lo que, para conseguir una gastronomía con un futuro sostenible, es necesario compartir información.
Material de referencia (en japonés)
(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: desde arriba a la izquierda, en sentido horario, tomates dañados por las altas temperaturas, Organización Nacional de Investigación sobre Agricultura y Alimentos; manzanas de la prefectura de Iwate; mandarinas, Organización Nacional de Investigación sobre Agricultura y Alimentos; nabo japonés, Organización Nacional de Investigación sobre Agricultura y Alimentos.)
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