El ecólogo japonés Fukano Yūya y lo que revela sobre nosotros la biodiversidad

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Muchos comprenden la necesidad de preservar la biodiversidad, pero las preferencias humanas por determinadas especies pueden alterar inadvertidamente el equilibrio ecológico. Fukano Yūya, de la Universidad de Chiba, analiza las interacciones entre los seres humanos y el mundo natural desde el punto de vista de la psicología evolutiva, aportando nuevos puntos de vista para reflexionar sobre los problemas medioambientales.

Oasis en las islas de calor

La urbanización ha dejado una huella indeleble en el planeta, alterando el paisaje en grandes extensiones del globo. A medida que la atmósfera se calienta, la prevalencia de materiales que retienen el calor, como el asfalto, la piedra y el metal, crea sofocantes islas urbanas de calor, lo que ejerce una fuerte presión sobre la flora y la fauna que habitan las ciudades.

El ecólogo Fukano Yūya, de la Universidad de Chiba, señala que la mayoría de las investigaciones sobre los efectos del estrés térmico en la vida silvestre en entornos urbanos se han centrado en los animales. Centrando su atención en la vida vegetal, él dirigió un equipo multiinstitucional que investigó la dispersión de Oxalis corniculata, una planta de bajo crecimiento conocida con el nombre común de acederilla.

Esta especie omnipresente prospera tanto en parques como en las grietas de las carreteras y aceras. Dependiendo de las condiciones ambientales, las plantas pueden tener hojas verdes o rojas. Fukano observó que las primeras predominan en los espacios verdes, mientras que las segundas solo se encuentran cerca de superficies impermeables, como las aceras asfaltadas, que retienen el calor. Con sus colegas, Fukano se propuso investigar el motivo.

En sentido contrario a las agujas del reloj desde la parte superior izquierda: oxalis corniculata con hojas verdes; hojas teñidas de rojo; plantas que crecen en una grieta de una carretera en la zona de Marunouchi, en Tokio. (© Fukano Yūya)
En sentido contrario a las agujas del reloj desde la parte superior izquierda: Oxalis corniculata con hojas verdes; hojas teñidas de rojo; plantas que crecen en una grieta de una carretera en la zona de Marunouchi, en Tokio. (© Fukano Yūya)

El equipo examinó imágenes online de la acederilla en diferentes lugares del mundo y pudo demostrar una relación entre la urbanización y el color de sus hojas. Estudiaron si las diferentes variaciones representaban un rasgo adaptativo y descubrieron que los ejemplares de hojas rojas se comportaban mejor bajo estrés térmico, mientras que sus congéneres de hojas verdes se comportaban mejor en condiciones no estresantes: el primer descubrimiento mundial de una especie adaptada a las islas de calor urbanas. Publicaron sus resultados (enlace en inglés) en la revista Science Advances en 2023.

Aunque la acederilla es un caso interesante en cuanto a adaptabilidad, la mayor parte de la vida silvestre no es tan resiliente. El cambio climático ya ha llevado a muchas especies a la extinción, y se espera que desaparezcan muchas más a medida que el planeta siga calentándose. Fukano hace sonar la alarma sobre esta pérdida, y advierte que, dado que se sabe tan poco sobre el complejo funcionamiento de los ecosistemas, no hay forma de predecir cómo afectará al precario equilibrio de la naturaleza la pérdida de una sola especie. “Todos estamos a bordo de esta nave espacial llamada Tierra”, declara. “Pero sin comprender la multitud de mecanismos que la impulsan, ¿cómo podemos enderezarla cuando las cosas empiecen a descontrolarse?”.

Llamar la atención sobre la biodiversidad

Muchas ciudades han adoptado los oasis urbanos como parte de sus planes de revitalización, construyendo jardines, parques y otros espacios verdes para embellecer los monótonos paisajes de hormigón y proporcionar a los residentes entornos naturales de los que disfrutar. Fukano, sin embargo, señala que estos espacios están cuidadosamente diseñados por manos humanas, lo que limita la diversidad de la flora y la fauna. Las zonas verdes, por ejemplo, son un tipo de vegetación urbana muy popular que, aunque ideal para hacer picnics y relajarse, son ecosistemas simples compuestos por un número limitado de especies especialmente seleccionadas. Fukano ha explorado el impacto de este favoritismo, centrando su investigación en las formas en que la psicología humana afecta la biodiversidad.

Al analizar los esfuerzos de conservación, afirma que existe una tendencia a dar preferencia a los animales considerados “adorables”, como los pandas, frente a otras criaturas menos cautivadoras, un sesgo que deja a muchas especies en peligro de extinción abandonadas a su suerte. “El favoritismo puede inclinar la balanza en un sentido u otro para la biodiversidad”, declara. Destaca el riesgo de elegir favoritos y describe cómo un insecto “odiado” al que se deja que se extinga podría resultar ser el único polinizador de una variedad de planta muy apreciada, con lo que su relación simbiótica condenaría a ambos al mismo destino. Para empeorar las cosas, está el impacto del sesgo implícito, que dificulta que los seres humanos reconozcamos cómo influyen nuestros propios intereses en nuestras decisiones.

Un ejemplo perfecto de ello es la actitud de los japoneses hacia el cambio climático. Aunque la conciencia pública sobre el tema sigue aumentando, una encuesta mundial (enlace en inglés) realizada por la empresa francesa Ipsos muestra que pocas personas en Japón se sienten realmente motivadas para actuar por sí mismas. Fukano y su equipo descubrieron una pista para revocar esta tendencia: el anime. En concreto, analizaron (enlace en inglés) la influencia en las acciones de los personajes de Kemono Friends, una franquicia de videojuegos y anime que imaginaba un zoológico con animales antropomorfizados en adorables chicas.

Efectos del anime en las donaciones a los zoológicos

El anime de 2017, que presentaba especies amenazadas y otros animales, fue un gran éxito en Japón. El equipo de Fukano analizó los cambios en las cantidades de donaciones en tres zoológicos de Tokio y encontró un notable aumento en el dinero destinado a 30 animales que aparecían en el anime, en comparación con las donaciones para 129 que no aparecían en la serie. Fukano afirma que los resultados revelan el potencial sin explotar de los géneros culturales alternativos, como el anime, para reforzar el apoyo a los esfuerzos de conservación. “Las instituciones culturales y educativas, como los museos, tienden a recurrir a enfoques establecidos, como programas documentales y similares, para atraer el interés del público hacia sus causas”, explica. “Nuestra investigación demuestra que los géneros alternativos, como el anime, también pueden desempeñar un papel fundamental”.

Cartel con personajes de Kemono Friends. (© KFP)
Cartel con personajes de Kemono Friends. (© KFP)

El dilema solar

Otra tendencia medioambiental que tiene consecuencias no deseadas para la biodiversidad es la proliferación de instalaciones solares a gran escala. Estas extensas instalaciones suelen implicar la eliminación de la vegetación y el vertido de grandes cantidades de hormigón, lo que daña gravemente los ecosistemas existentes. Fukano y sus colegas se han asociado con la inmobiliaria Tōkyū Fudōsan y el Ministerio de Medioambiente para explorar formas de limitar la huella de estas grandes instalaciones.

Fukano afirma que cambiar los enfoques de gestión para promover la biodiversidad beneficiaría a las grandes instalaciones solares, ya que mejoraría la eficiencia y preservaría los ecosistemas circundantes. Por ejemplo, los paneles solares se ven afectados por las altas temperaturas, lo que reduce la producción de energía cuando el mercurio sube en verano. Pero Fukano explica que, en lugar de talar la vegetación o pavimentar el terreno, como es habitual, la creación de ecosistemas ricos en plantas, similares a praderas o humedales, tendría un efecto refrigerante, lo que aumentaría la eficiencia de los paneles. La cubierta vegetal también ralentizaría la escorrentía de la lluvia, lo que ayudaría a reducir el riesgo de inundaciones y otros desastres.

Acción a nivel individual

Al considerar el otro lado del Pacífico, Fukano dice que le preocupa la agitación que se vive en muchas universidades estadounidenses ante los recortes en la financiación pública para la investigación. “Lo ideal sería que el apoyo a la investigación básica continuara sin interrupciones, independientemente del partido que esté en el poder”, afirma. Aunque se abstiene de especular sobre la causa subyacente de la creciente división partidista en Estados Unidos, le llama la atención que muchas de las instituciones en el punto de mira de los conservadores son las llamadas universidades de élite.

Fukano se pregunta si la animadversión se debe al descuido de las universidades a la hora de fomentar relaciones abiertas con el público. Destaca que perder la confianza de la comunidad en general es un riesgo al que también se enfrentan las universidades japonesas. “Las universidades deben tener presente su estatus en la sociedad”, afirma. “Deben promover relaciones sólidas con el público y retribuir a las comunidades que las acogen”. Pone como ejemplo los programas de divulgación, que considera una forma excelente de que las instituciones eduquen a los estudiantes y al público sobre las investigaciones en curso, al tiempo que inspiran a la próxima generación de científicos y académicos.

Fukano ha centrado gran parte de su atención en áreas con las que la gente puede identificarse fácilmente, como la acederilla y el anime. En cuanto a lo que pueden hacer los individuos para preservar la biodiversidad, parafrasea a la ecologista francesa Anne Larigauderie, quien al aceptar el Premio Blue Planet 2024 por la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas, pidió a los ciudadanos que adoptaran dietas más sostenibles y eligieran líderes que promovieran políticas para proteger el planeta.

En cuanto a la alimentación, Fukano afirma que el aumento del consumo de carne de vacuno ha tenido un gran impacto en la biodiversidad. El ganado japonés se alimenta con soja importada de Brasil, gran parte de la cual se cultiva en tierras ganadas a la selva amazónica. Por lo tanto, incluso al consumir carne de vacuno japonesa contribuimos a la deforestación y a la pérdida de un hábitat irremplazable al otro lado del mundo.

Incluso algo tan mundano como nuestros hábitos alimenticios diarios nos conecta con las cuestiones medioambientales. Reconocer la relación entre nuestras vidas y la biodiversidad nos hace conscientes del impacto de nuestras elecciones, allanando el camino para ajustar nuestros comportamientos y cambiar a formas alternativas de alimentación, como los sustitutos de la carne, que suponen una menor carga para el medioambiente. “La acumulación de pequeñas decisiones conduce a grandes cambios”, afirma Fukano. “Como investigador en ecología, quiero motivar a la gente a actuar revelando el mecanismo oculto de nuestro medioambiente”.

(Artículo publicado originalmente en japonés y traducido al español de la versión en inglés. Imagen del encabezado: Fukano Yūya en el jardín botánico del campus Matsudo de la Universidad de Chiba – © Shime, Inc.)

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