El manga, un medio creado para los niños que terminó conquistando a los adultos
Escribe un artículo en francés sobre: El manga, un medio creado para los niños que terminó conquistando a los adultos
rewrite this content and keep HTML tags as is:
El manga japonés posee una narrativa que cautiva a un amplio abanico de generaciones, desde niños hasta adultos. Esto se debe a que las editoriales japonesas han hecho que el medio evolucione al mismo ritmo que la generación del baby boom de la posguerra. Las revistas semanales shōnen fueron el catalizador de este fenómeno.
En Japón también era antes “cosa de niños”
¿Por qué en Japón los adultos también leen manga?
Esta pregunta me la hicieron repetidamente periodistas de Estados Unidos y Asia a mediados de la década de 2000. En aquel entonces el anime estaba ganando mucha atención a través de la televisión por cable en Estados Unidos, y el número de fans del manga y anime de entre 15 y 19 años aumentaba en Asia y Europa. A pesar de ello, en el extranjero seguía muy arraigada la idea de que el manga era para niños, y la situación en Japón parecía extraña. En ese momento, yo lo explicaba así: “En Japón, hasta bien entrada la década de 1960, el manga era para niños. Eso cambió con la aparición de las revistas semanales centradas en el manga”.
Derribando “la barrera de los 13 años”
Las primeras revistas semanales para chicos de Japón fueron Shūkan Shōnen Magazine (Ed. Kōdansha) y Shūkan Shōnen Sunday (Ed. Shōgakukan). Los números inaugurales de estas dos revistas salieron a la venta el mismo día, el 17 de marzo de 1959. Magazine costaba 40 yenes, y Sunday 30. Magazine incluía tres suplementos especiales.
El número inaugural de Shūkan Shōnen Magazine (Ed. Kōdansha) del 26 de marzo de 1959 (izquierda) y el número inaugural de Shūkan Shōnen Sunday (Ed. Shōgakukan) del 5 de abril de 1959. Ambas revistas salieron a la venta el 17 de marzo (fotografías proporcionadas por el autor).
Los mangas incluidos eran cinco en Sunday, entre ellos la historia de detectives Suriru hakase (Dr. Thrill) de Tezuka Osamu, y ocho en Magazine, incluyendo la historia de robots gigantes 13-Gō hasshin seyo (¡Lánzate, Número 13!) de Takano Yoshiteru. Además, se publicaban novelas, noticias de béisbol profesional y sumo, diagramas de trenes y aviones, y artículos sobre radioafición, grandes intereses de los chicos de secundaria. Sin embargo, el contenido principal de ambas revistas era el manga.
El hecho de que a finales de los años cincuenta las dos principales editoriales compitieran por lanzar revistas semanales para chicos tenía de fondo el contexto de la época, en el que ya existía la semanalización del entretenimiento por la difusión de la televisión y la popularidad que de las revistas semanales para adultos. Sin embargo, el objetivo más importante de las editoriales era retener como lectores de manga a la numerosa generación del baby boom (nacidos entre 1947 y 1949), que había crecido leyendo revistas mensuales infantiles durante la escuela primaria, una vez que llegaran a la escuela secundaria.
En 1960, los mayores de la generación del baby boom cumplieron 13 años y entraron en la escuela secundaria. Hasta entonces, se decía que los lectores de manga se encontraban con “la barrera de los 13 años”. Si un estudiante de secundaria seguía leyendo manga, los adultos lo reprendían porque esto “interfería con sus estudios”, e incluso a los estudiantes de bachillerato que leían manga se les consideraba problemáticos.
Según la “Encuesta de Lectura Escolar” de 1957 del diario Mainichi Shimbun, las tres revistas más leídas por los chicos de sexto curso de primaria eran las revistas mensuales infantiles Shōnen, Shōnen Gahō (“revista juvenil”) y la revista por grados Shōgaku Rokunensei (“sexto grado de primaria”). Todas ellas incluían mucho manga. Por otro lado, los estudiantes de tercero de secundaria leían revistas de preparación para exámenes de acceso como Chūgaku Course (“curso de secundaria”), Chūgaku Jidai (“época de secundaria”) y Chūgakusei no Tomo (“amigo de secundaria”). Su contenido se centraba principalmente en técnicas de estudio y lecturas, y apenas tenían espacio para el manga. Entre los estudiantes de bachillerato, eran populares las revistas para adultos como Shūkan Asahi (“Asahi semanal”), Kōkō Jidai (“época de bachillerato”) y Sunday Mainichi.
Para superar esa barrera de los 13 años y expandir el mercado del manga se concibieron las revistas semanales para chicos. La estrategia de las editoriales fue un éxito rotundo, y en pocos años, las ventas de Magazine y Sunday aumentaron en gran medida.
Sección de revistas en una tienda de conveniencia a principios de la década de 2000. (Jiji Press)
El éxito de las revistas semanales masculinas fue seguido por el de las femeninas. En 1962 se lanzó la edición semanal de Shōjo Friend (“amiga de las chicas”) como sucesora de la revista mensual Shōjo Club (“club de chicas”; Ed. Kōdansha), y en 1963 Shūkan Margaret como sucesora de la mensual Shōjo Book (Ed. Shūeisha). Las revistas infantiles, incluidas las de chicas, entraron en la era semanal.
La forma de crear manga cambia
El período de transición de las revistas mensuales a las semanales para estudiantes de secundaria y bachillerato trajo consigo muchos cambios. También coincidió con una época en la que florecieron obras de artistas influidos por el “manga de historia”, propuesto por Tezuka Osamu, que representaban una amplia gama de temas y valores.
En primer lugar, se produjo un cambio generacional entre los mangakas. El plazo de entrega para las revistas semanales era, claro, semanal. Los mangakas veteranos, acostumbrados al ciclo de las revistas mensuales, se vieron abrumados por la exigente agenda y dejaron las revistas para dedicarse a mangas educativos en formato de libro, entre otros.
En su lugar, surgieron jóvenes talentos en las revistas semanales, como Ishinomori Shōtarō (cuya obra más representativa fue Cyborg 009), Fujiko F. Fujio (Doraemon) y Fujiko Fujio A (Ninja Hattori-kun), Akatsuka Fujio (Osomatsu-kun), Yokoyama Mitsuteru (Tetsujin 28-gō), y Chiba Tetsuya (Ashita no Jō, publicada en español como Joe del Mañana).
En el mundo del shōjo manga, muchos autores masculinos tuvieron éxito durante la era de las revistas mensuales, pero con el cambio a las semanales se produjo un cambio generacional hacia mangakas femeninas como Mizuno Hideko (Shiroi Toroika / La troika blanca), Maki Miyako (Maki no kuchibue / “el silbido de Maki”) y Hosokawa Chieko (obra representativa: Ōke no Monshō / “el emblema real”).
Libros seleccionados en “Los 100 mangas de la era Tokiwa-sō”, una colección de manga que narra el período de los inicios y el crecimiento del “manga de historia de posguerra”. (Manga Night)
Otro cambio fue la popularización del sistema de producción. En las revistas semanales, para evitar la concentración de trabajo en un solo mangaka y poder cumplir con los plazos semanales, se generalizó el método de contratar a varios asistentes y trabajar en un sistema de división del trabajo.
En tercer lugar, apareció el guionista de manga. En la época de las revistas mensuales, la mayoría de los mangakas ideaban sus propias historias, diálogos y dibujos. Con las revistas semanales, esto se volvió inviable, y se hizo necesario que un guionista ideara las historias y los diálogos de las obras.
En aquel entonces, la editorial de Magazine buscaba activamente guionistas de manga. Emplearon a jóvenes autores de ciencia ficción y misterio para abordar temas complejos. Entre ellos se destacó Kajiwara Ikki. Gracias a Kajiwara, quien más tarde crearía grandes éxitos como el manga de béisbol Kyojin no hoshi (con dibujo de Kawasaki Noboru) y el manga de boxeo Ashita no Jō (bajo el pseudónimo de Takamori Asao, con dibujo de Chiba Tetsuya), la escritura de guiones de manga dejó de ser un trabajo secundario para los autores.
Kyojin no hoshi 1 (arriba a la izquierda), Kyojin no hoshi 2, ambos con historia original de Kajiwara Ikki y dibujo de Kawasaki Noboru (abajo a la izquierda) y Ashita no Jō 1, con historia original de Takamori Asao y dibujo de Chiba Tetsuya (derecha). (Imágenes cortesía de la Editorial Kōdansha)
El siguiente paso para superar la “barrera de los 18 años”
Así, las editoriales ampliaron el abanico expresivo del manga con revistas adaptadas al crecimiento de los lectores, derribando con ello la “barrera de los 13 años”.
Sin embargo, incluso después de superar esa barrera, la generación del baby boom se enfrentaba a una nueva barrera, la de los 18 años, al graduarse del bachillerato y convertirse en adultos trabajadores o universitarios. Para superarla se necesitaba una nueva estrategia.
La clave fue el gekiga, un estilo más adulto tanto en forma como en temas que ya gozaba de gran popularidad entre los jóvenes de entre 15 y 19 años a través del llamado “sistema de préstamo de libros”. Se dice que Uchida Masaru, el famoso editor en jefe de Magazine, encargó a Saitō Takao (famoso por Golgo 13), un popular autor de gekiga en el sistema de préstamo de libros, una obra que “atraparía a los lectores que se graduaban de Magazine”. Fue entonces cuando nació Muyōnosuke, que marcó un punto de inflexión en el refuerzo de la línea gekiga.
Dibujo original de Golgo 13 exhibido en la exposición “¡Esto también es un manga educativo!”, parte del proyecto conmemorativo del 90.º aniversario de la fundación del distrito de Toshima, en Tokio. (Manga Night)
Otros artistas de gekiga de préstamo de libros que se hicieron populares fueron Mizuki Shigeru con el manga de yōkai GeGeGe no Kitarō y Shirato Sanpei con el manga de ninjas Sasuke; el gekiga se convertía en un verdadero fenómeno social.
Un Journal en la mano derecha y una Magazine en la izquierda
En diciembre de 1966, la tirada de Shūkan Shōnen Magazine alcanzó el millón. En diciembre de 1969, superó los 1,5 millones. La imagen de los universitarios caminando por la calle se describía como “un (Asahi) Journal en la mano derecha y una Magazine en la izquierda”, y las revistas semanales para chicos centradas en el manga se integraron en el estilo de vida de los jóvenes junto con las revistas de temas más serios. Aunque algunos adultos fruncían el ceño ante la idea de que los universitarios leyeran manga, puede decirse que sin ese crecimiento, la cultura del manga japonés no se habría desarrollado.
En 1968, como ya había muchos estudiantes de bachillerato y universitarios entre los lectores de Magazine y Sunday, se lanzó Shūkan Shōnen Jump (Shūeisha), dirigida a lectores de primaria y secundaria. Dado que su contenido era casi exclusivamente manga, se comenzó a reconocer como género las revistas semanales de manga para chicos. El año anterior también se había lanzado la revista para jóvenes Shūkan Manga Action (Futabasha), dirigida a estudiantes universitarios y adultos jóvenes.
Gracias a la existencia de revistas de manga que, basándose en el nacimiento de revistas semanales para chicos como Magazine y Sunday dirigidas a estudiantes de secundaria y bachillerato, atrajeron gradualmente a lectores de todas las generaciones, se llegó a crear un verdadero “país de las maravillas en el que los adultos también leen manga”.
(Imagen del encabezado: revistas semanales de manga en librerías y tiendas de conveniencia de Japón – Jiji Press.)
Publicar comentario