Haga Hideo, el fotógrafo del pueblo

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El fotógrafo Haga Hideo documentó minuciosamente la vida japonesa a través de la fe, los festivales, las artes escénicas y mucho más. Sus obras maestras reviven momentos preciosos perdidos en el tiempo.

Un fotógrafo folclórico en las conferencias de Orikuchi Nobuo

Los estudios de folclore japonés, establecidos por Yanagita Kunio y Orikuchi Nobuo, son una disciplina que examina cómo vivía el pueblo japonés y cómo se formaron y desarrollaron sus costumbres y su cultura. En la investigación sobre el folclore, los materiales fotográficos realizados por fotógrafos profesionales tienen una importancia significativa, junto con las entrevistas orales y la lectura de fuentes documentales. Las fotografías que documentan rituales y ceremonias populares aportan una gran cantidad de información. Aquellas fotografías de eventos que ya no existen, en particular, constituyen materiales irremplazables y de un valor incalculable. Haga Hideo ha sido muy apreciado como fotógrafo de este tipo de imágenes populares.

Haga nació en 1921 en Lüshun, Manchuria. Viajó a Japón en 1939 y se matriculó en el curso preparatorio de la Universidad Keio. Por aquella época desarrolló un profundo interés por la fotografía y se unió al club de cámaras fotográficas de Keio. En 1941 ingresó en el Departamento de Literatura China de la Facultad de Letras de esa misma universidad. En ella, asistir a las clases de Orikuchi Nobuo fue uno de los catalizadores de su posterior interés por los estudios folclóricos.

Haga comenzó a trabajar como fotógrafo profesional en la década de 1950. Tras la disolución de la empresa para la que trabajaba, Haga se vio en la necesidad de establecer una trayectoria profesional como fotógrafo. Siguiendo el consejo de uno de sus profesores universitarios, el estudioso de literatura china Okuno Shintarō, comenzó a fotografiar eventos y artes escénicas populares, temas que le habían interesado desde hacía mucho tiempo. Entre 1955 y 1957, como parte de un estudio exhaustivo realizado por la Kyūgakkai Rengō (Federación de Nueve Academias de Humanidades), pasó un total de 182 días en Amami Ōshima, fotografiando exhaustivamente las costumbres populares de la zona.

Capturando los festivales en toda su frescura

Por aquella época, Heibonsha lanzó dos famosos proyectos editoriales: la obra en cinco volúmenes Shūgō Nihon minzoku goi (Vocabulario completo del folclore japonés) y Nihon minzokugaku taikei (Enciclopedia del folclore japonés), en trece volúmenes. Al proporcionar fotografías para estas obras, la carrera de Haga como fotógrafo folclórico, inicialmente precaria, comenzó a cobrar impulso. A partir de estos logros consiguió publicar su primera colección de fotografías: Ta no kami – Nihon no inasaku girei (El dios de los arrozales: rituales japoneses del cultivo de arroz; Heibonsha, 1959).

El libro contiene registros de siete rituales relacionados con el cultivo del arroz: el Festival de Año Nuevo (prefectura de Fukushima), la Celebración de la Siembra (prefectura de Aichi), la Gran Plantación de Arroz (prefectura de Hiroshima), la Expulsión de Plagas (prefectura de Aichi), los Primeros Brotes de Arroz y su Consumo (Amami Ōshima, prefectura de Kagoshima), la Asociación de la Deidad del Campo (prefectura de Kagoshima) y el ritual denominado Ae no Koto (prefectura de Ishikawa). La década de 1950, cuando Haga fotografió esos eventos, fue un período en el que la vida tradicional de los pueblos estaba experimentando cambios significativos debido a la modernización. Se percibe una sensación de urgencia en estas fotografías, como si el autor dijera: “Si no lo fotografío ahora mismo se perderá para siempre”.

“Ae no Koto”. Alrededor del 4 y 5 de diciembre de cada año, en Hanami, municipio de Noto, en la prefectura de Ishikawa, las familias se reúnen para dar gracias por la cosecha del año, ofreciendo sacos de arroz y acogiendo a la deidad de los arrozales. Aunque ese dios permanece invisible, se le hacen ofrendas como si estuviera presente. (Fotografía de 1954)
“Ae no Koto”. Alrededor del 4 y 5 de diciembre de cada año, en Hanami, municipio de Noto, en la prefectura de Ishikawa, las familias se reúnen para dar gracias por la cosecha del año, ofreciendo sacos de arroz y acogiendo a la deidad de los arrozales. Aunque ese dios permanece invisible, se le hacen ofrendas como si estuviera presente. (Fotografía de 1954)

“De una sola semilla”. En la Celebración de la Siembra de Majima, municipio de Ōharu, prefectura de Aichi, las manos de un agricultor que sostienen semillas de arroz se destacan simbólicamente sobre un fondo negro. (Fotografía de 1956)

“De una sola semilla”. En la Celebración de la Siembra de Majima, municipio de Ōharu, prefectura de Aichi, las manos de un agricultor que sostienen semillas de arroz se destacan simbólicamente sobre un fondo negro. (Fotografía de 1956)

“La celebración del séptimo día”. Realizada en la isla de Okinoerabu, en la prefectura de Kagoshima, esta imagen muestra un ritual festivo en el que se coloca un cangrejo sobre la frente de un bebé de siete días. También conocido como nankaē, este ritual encarna el deseo de que el niño pueda gatear con la misma facilidad que un cangrejo. (Fotografía de 1956)
“La celebración del séptimo día”. Realizada en la isla de Okinoerabu, en la prefectura de Kagoshima, esta imagen muestra un ritual festivo en el que se coloca un cangrejo sobre la frente de un bebé de siete días. También conocido como nankaē, este ritual encarna el deseo de que el niño pueda gatear con la misma facilidad que un cangrejo. (Fotografía de 1956)

“Transporte sobre la cabeza”. La práctica de transportar cestas y otras cargas sobre la cabeza era muy habitual en las islas del sur. Fotografiada en la isla de Okinoerabu, la mujer de la izquierda lleva hojas de palma de sagú para combustible. (Fotografía de 1956)
“Transporte sobre la cabeza”. La práctica de transportar cestas y otras cargas sobre la cabeza era muy habitual en las islas del sur. Fotografiada en la isla de Okinoerabu, la mujer de la izquierda lleva hojas de palma de sagú para combustible. (Fotografía de 1956)

“Expulsión de Plagas”. La procesión Mushi-okuri se realiza en Sobue, ciudad de Inazawa, prefectura de Aichi. Al atardecer, la imagen de la gente caminando por los senderos de los arrozales, guiada por un guerrero de paja conocido como Tairano Sanemori, resulta verdaderamente etérea. (Fotografía de 1957)

“Expulsión de Plagas”. La procesión Mushi-okuri se realiza en Sobue, ciudad de Inazawa, prefectura de Aichi. Al atardecer, la imagen de la gente caminando por los senderos de los arrozales, guiada por un guerrero de paja conocido como Tairano Sanemori, resulta verdaderamente etérea. (Fotografía de 1957)

Mientras continuaba documentando rituales y festivales populares, como se ejemplifica en las fotografías de este libro, Haga exploró cómo debía practicarse la fotografía popular. El simple hecho de fotografiar eventos sin ninguna intervención podría no llegar a capturar procedimientos ceremoniales cruciales o los movimientos de los participantes. Sin embargo, una puesta en escena excesiva privaría a las imágenes de las expresiones naturales y cotidianas de los sujetos. Para resolver este dilema, Haga adoptó una “técnica de puesta en escena negativa”. En su ensayo Ta no kami no satsuei ni tsuite (Sobre las fotografías de Ta no kami), la describió como un “medio para eliminar cualquier cosa que sobresalga del sujeto, que obstaculice el movimiento, que sea coincidentemente adyacente pero irrelevante, o que sea accidental, con el fin de revelar claramente solo la esencia cristalizada”. A través de ese método logró registrar momentos preciosos conservando toda su frescura.

Tras la publicación del libro, Haga, como impulsado por un sentido de misión, viajó extensamente por todo Japón, fotografiando costumbres populares.

“Regreso a la isla”. Una escena a bordo del ferri que conecta la isla de Ojika con otras islas del archipiélago de Gotō, en la prefectura de Nagasaki. Todo tipo de personas se agolpan en el barco. Cuando el mar está en calma es navegable, pero embravecido resulta impracticable. (Fotografía de 1962)
“Regreso a la isla”. Una escena a bordo del ferri que conecta la isla de Ojika con otras islas del archipiélago de Gotō, en la prefectura de Nagasaki. Todo tipo de personas se agolpan en el barco. Cuando el mar está en calma es navegable, pero embravecido resulta impracticable. (Fotografía de 1962)

“La buceadora”. Una imagen de la fuerte espalda de una buceadora ama, fotografiada en la isla de Hekura, prefectura de Ishikawa. Lleva una cuerda de cáñamo conocida como hachiko alrededor de la cintura, y una herramienta para recoger conchas llamada kaigane. Antes de bucear, golpea ligeramente el costado del barco con el kaigane para rezar por su seguridad y regular su respiración. (Fotografía de 1962)
“La buceadora”. Una imagen de la fuerte espalda de una buceadora ama, fotografiada en la isla de Hekura, prefectura de Ishikawa. Lleva una cuerda de cáñamo conocida como hachiko alrededor de la cintura, y una herramienta para recoger conchas llamada kaigane. Antes de bucear, golpea ligeramente el costado del barco con el kaigane para rezar por su seguridad y regular su respiración. (Fotografía de 1962)

Un bosque de imágenes sin explorar

A partir de finales de la década de 1960, el ámbito fotográfico de Haga se expandió más allá de Japón para abarcar el mundo entero. Probablemente, un catalizador importante fue su papel como productor de la Plaza de Festivales de la Exposición Universal de Osaka de 1970, donde organizó el evento “Festivales del mundo, festivales de Japón”. Esto dio impulso a sus viajes fotográficos, lo que llevó a la creación de la Biblioteca Haga, en 1985, para albergar todas aquellas fotografías. Inicialmente con más de 300.000 fotografías de más de 70 países, la biblioteca ha crecido hasta superar las 400.000 obras, con la incorporación de fotógrafos afines, convirtiéndose en una de las bibliotecas de fotografía etnográfica más importantes del mundo.

El número de sus publicaciones, incluidos los álbumes fotográficos, es considerable: firmó más de setenta volúmenes. La obra en dos volúmenes Nihon no minzoku (Folclore japonés; Kureo), publicada en 1997, es un álbum fotográfico que recopila sus obras más representativas. Además, al hojear las páginas de Shashin minzoku gaku – Tōzai no kamigami (Etnología fotográfica: deidades del Este y el Oeste; Kadokawa Shoten, 2017), publicado cuando tenía ya 95 años, se aprecia claramente cómo su apasionada exploración de la etnología a través de la fotografía había madurado hasta convertirse en un bosque de imágenes sin parangón, con una profundidad y amplitud que nadie podría replicar.

“Sakaki oni”. Esta escena representa el momento culminante del Festival de las Flores, que se celebra anualmente desde principios de noviembre hasta mediados de enero en el distrito de Kitashitara, en la prefectura de Aichi: la aparición de Sakaki Oni. El intérprete del oni (ogro) se envuelve la parte superior del cuerpo con una tela de algodón blanco y se pone una máscara, transformándose así en un mensajero divino y obteniendo la fuerza necesaria para empuñar un hacha masakari durante largo rato. (Fotografía de 1972)
“Sakaki oni”. Esta escena representa el momento culminante del Festival de las Flores, que se celebra anualmente desde principios de noviembre hasta mediados de enero en el distrito de Kitashitara, en la prefectura de Aichi: la aparición de Sakaki Oni. El intérprete del oni (ogro) se envuelve la parte superior del cuerpo con una tela de algodón blanco y se pone una máscara, transformándose así en un mensajero divino y obteniendo la fuerza necesaria para empuñar un hacha masakari durante largo rato. (Fotografía de 1972)

“Procesión del pueblo”. Una escena de los ritos sagrados en el santuario Kunitsu, en la localidad de Mikata, prefectura de Fukui. Tras concluir el banquete festivo en la tōya (la casa del jefe del festival), la procesión se pone en marcha hacia el santuario, llevando consigo serpentinas de papel sagradas. No falta el sake, por lo que todos parecen estar de muy buen humor. (Fotografía de 1973)

“Procesión del pueblo”. Una escena de los ritos sagrados en el santuario Kunitsu, en la localidad de Mikata, prefectura de Fukui. Tras concluir el banquete festivo en la tōya (la casa del jefe del festival), la procesión se pone en marcha hacia el santuario, llevando consigo serpentinas de papel sagradas. No falta el sake, por lo que todos parecen estar de muy buen humor. (Fotografía de 1973)

“Danza de la longevidad”. El 20 de enero se celebra en el templo Mōtsū-ji, en la ciudad de Hiraizumi, prefectura de Iwate, esta danza en la que una anciana con máscara expresa su férrea determinación de vivir mediante enérgicos movimientos. Su acción dinámica se ve acentuada por un ángulo de cámara ligeramente picado. (Fotografía de 1979)
“Danza de la longevidad”. El 20 de enero se celebra en el templo Mōtsū-ji, en la ciudad de Hiraizumi, prefectura de Iwate, esta danza en la que una anciana con máscara expresa su férrea determinación de vivir mediante enérgicos movimientos. Su acción dinámica se ve acentuada por un ángulo de cámara ligeramente picado. (Fotografía de 1979)

“Saidaiji Eyō”. El festival anual que se celebra en febrero en el recinto Kannon-in de Saidaiji, en la ciudad de Okayama, se conoce como Hadaka matsuri (festival desnudo). Esta fotografía captura simbólicamente la escena de hombres desnudos compitiendo por talismanes sagrados de madera, centrándose únicamente en los movimientos de sus manos. (Fotografía de 1979)
“Saidaiji Eyō”. El festival anual que se celebra en febrero en el recinto Kannon-in de Saidaiji, en la ciudad de Okayama, se conoce como Hadaka matsuri (festival desnudo). Esta fotografía captura simbólicamente la escena de hombres desnudos compitiendo por talismanes sagrados de madera, centrándose únicamente en los movimientos de sus manos. (Fotografía de 1979)

“Mayunnagashi”. Ritual anual celebrado en Kabira, isla de Ishigaki, prefectura de Okinawa. Los aldeanos ofrecen banquetes a las deidades visitantes que llegan desde el lejano reino marino de Nirai. La íntima interacción entre dioses y humanos se transmite con una tensión palpable. (fotografiado en 1988)

“Mayunnagashi”. Ritual anual celebrado en Kabira, isla de Ishigaki, prefectura de Okinawa. Los aldeanos ofrecen banquetes a las deidades visitantes que llegan desde el lejano reino marino de Nirai. La íntima interacción entre dioses y humanos se transmite con una tensión palpable. (fotografiado en 1988)

“Mensajeros de la prevención de incendios”. Los hombres que han alcanzado una edad desafortunada se visten con un traje hecho completamente de paja. El primer día del año del caballo salen a las calles con serpentinas de papel sagradas, profiriendo extraños gritos y rociándose con agua para prevenir incendios. Se puede ver cómo encarnan plenamente su papel de mensajeros divinos. (Fotografía realizada en la ciudad de Towa, prefectura de Miyagi, 1996)
“Mensajeros de la prevención de incendios”. Los hombres que han alcanzado una edad desafortunada se visten con un traje hecho completamente de paja. El primer día del año del caballo salen a las calles con serpentinas de papel sagradas, profiriendo extraños gritos y rociándose con agua para prevenir incendios. Se puede ver cómo encarnan plenamente su papel de mensajeros divinos. (Fotografía realizada en la ciudad de Towa, prefectura de Miyagi, 1996)

Una colección de obras maestras de la fotografía popular para las generaciones futuras

Haga falleció en 2022 a la edad de 101 años. Aunque en sus últimos años estuvo confinado a una silla de ruedas, su pasión por la fotografía se mantuvo intacta hasta el final. La biblioteca Haga fue heredada por su hijo, Haga Hinata. En colaboración con la fundación de interés público nippon.com, está trabajando para digitalizar todos los originales de su padre y difundir su obra en el extranjero, con el fin de compartir los grandes logros de su padre con el mundo. Si bien una fotografía artística excepcional no equivale necesariamente a una fotografía documental excepcional, lo contrario sí es cierto, sin duda. Cómo utilizar este legado sigue siendo un reto para el futuro, pero la importancia de transmitir a la posteridad esta vasta colección de magistrales fotografías etnográficas es mayor de lo que se podría imaginar.

“Decimotercer cumpleaños”. Celebración del decimotercer cumpleaños según el sistema tradicional japonés de cálculo de edad. Para las niñas, es la primera y última ceremonia que se celebra en la casa de sus padres, por lo que se celebra por todo lo alto con el uso de un kimono ceremonial recién confeccionado. La expresión de la niña, que transmite un nerviosismo palpable, es particularmente llamativa. (Fotografiado en la isla de Okinoerabu, 1957)
“Decimotercer cumpleaños”. Celebración del decimotercer cumpleaños según el sistema tradicional japonés de cálculo de edad. Para las niñas, es la primera y última ceremonia que se celebra en la casa de sus padres, por lo que se celebra por todo lo alto con el uso de un kimono ceremonial recién confeccionado. La expresión de la niña, que transmite un nerviosismo palpable, es particularmente llamativa. (Fotografiado en la isla de Okinoerabu, 1957)

Negativos de “Decimotercer cumpleaños”. Prueba documental invaluable que revela claramente el comportamiento de la niña tanto antes como después de la toma elegida.

Negativos de “Decimotercer cumpleaños”. Prueba documental invaluable que revela claramente el comportamiento de la niña tanto antes como después de la toma elegida.

Fotografías: Haga Hideo

Texto: Iizawa Kōtarō

(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: “Deidad visitante”. Ritual de Yūkui filmado en la isla de Iriomote, en el archipiélago de Yaeyama, prefectura de Okinawa. La deidad visitante Miroku lleva una máscara del Hotei chino y sostiene un abanico militar en la mano derecha. Detrás de él le siguen personas que cantan al unísono la melodía de Miroku acompañadas por un instrumento de cuerda denominado sanshin – 1988.)

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