‘Kimi no yokogao wo miteita’: un retrato de la vida sentimental de cuatro estudiantes de instituto
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Kimi no yokogao wo miteita (Mirándote de perfil; de Ichinohe Rumi) es un manga cuyos protagonistas son cuatro estudiantes de instituto. La historia describe sus romances, cada cual con un amor no correspondido. Esta obra teje un tema central clásico en el shōjo manga, adaptándolo a la actualidad.
El angustiante amor de la heroína clásica
La manera en que una protagonista se enfrenta a sus complejos varía según la época y la obra, pero el logro de un romance con un chico que la acepta y la afirma tal como es, ha sido un elemento inmutable del manga de genero shōjo (una categoría de manga dirigida al público femenino adolescente, cuyo nombre significa literalmente “chica joven”; se centra a menudo en el romance, las relaciones interpersonales y la exploración de los sentimientos).
En esta obra aparece la estudiante de instituto Mori Hikari (portada del volumen 1), una chica obsesionada por tener párpados simples (sin pliegue). Dedicada a su práctica en el club de banda de música, Mori está algo preocupada por su apariencia, lo que la alinea con la imagen de la heroína clásica y arquetípica del shōjo manga. Hikari se siente atraída por Ōtani Shintarō, un miembro del club de béisbol y animador de la clase. No obstante, la flecha del amor de Ōtani apunta hacia la mejor amiga de Hikari, Takahashi Mari (portada del volumen 3).
Hikari reprime sus sentimientos y apoya el amor de Ōtani. Pero justo cuando está a punto de confesar sus propios sentimientos, los evade y hace en cambio preguntas como estas:
-¡Oye, que yo…! Tengo los párpados simples, ¿sabes?
-¡Y encima el chico que me gusta dice que le van las chicas de párpados dobles!
-¿Crees que debería usar pegamento para hacerme el pliegue…?
A lo que Ōtani responde:
-Mori… tú tienes algo atractivo. Eres genial así.
-Quédate tal como eres.

Páginas de Kimi no yokogao wo miteita, volumen 1 (Mirándote de perfil). (© Ichinohe Rumi / Kōdansha)
El comentario de Ōtani, que la acepta tal como es, es la “palabra mágica” típica de un shōjo manga que, en principio, se esperaría recibir simultáneamente con la consumación del amor. El hecho de que la persona de la que la protagonista está enamorada unilateralmente le diga esa palabra tan a la ligera hace que esta escena sea cruel y conmovedora.
El shōjo manga japonés comenzó a centrarse en el romance en la década de 1960. Desde entonces, las historias de amor ambientadas en escuelas se multiplicaron, y se hicieron comunes las tramas en las que el fervor de una chica ordinaria conduce a la realización del amor. Esto siempre ha venido acompañado de la representación de un hombre que acepta sus complejos y afirma su ser auténtico. Por esta razón, la existencia de Hikari se describe como “clásica” y “arquetípica”.
Además, en la década de 1970 aparecieron obras de autoras como Mutsu Eiko, las llamadas “otome-chikku mangaka”, cuyo trabajo sentó el estándar de las historias románticas. A partir de ese estilo básico, la figura de la heroína ha ido evolucionando conforme cambiaban la época y el clima social.
En la década de 1990, por ejemplo, se popularizó la figura de una heroína fuerte que no se rendía ante ninguna adversidad, como en Hana yori dango (Los chicos son mejores que las flores, de Kamio Yōko). En la década de 2000, Kimi ni todoke (Llegando a ti, de Shiina Karuho) presentó a una heroína. inocente y entregada, la “más fuerte” a su manera, que no prestaba atención a elementos de una apariencia que otros considerarían algo de lo que acomplejarse, y que seguía fiel a su propio camino.
Las heroínas de la era Reiwa lidian con las relaciones interpersonales
La “contemporaneidad de la era Reiwa” (la actual) de esta obra se siente gracias a la existencia de la otra heroína, Mari, la mejor amiga de Hikari y la persona de la que está enamorado Ōtani.
Mari es bella, pero sufre de timidez extrema, tiene un pasado oscuro de bullying y lucha con las relaciones interpersonales. Tras conocer a Matsudaira, su profesor de lengua japonesa, se esfuerza por cambiar su personalidad. Sin embargo, al estar demasiado absorta en sus propios asuntos, su perspectiva es estrecha y no se da cuenta de los sentimientos de Hikari o de Ōtani.
Sus sentimientos hacia Matsudaira se transforman gradualmente en algo más cercano al oshi (apoyo ferviente) que al objetivo de consumar un romance. Aunque está previsto que se describa la retrospección con el protagonismo de Matsudaira, el desarrollo de una relación amorosa entre profesor y estudiante, que solía ser una trama clásica, parece improbable. Es decir, que para ella el amor es un medio para cambiarse a sí misma, y le permite crecer mientras persigue al ser amado. Esta visión del romance como oshi es muy propia de la era Reiwa, y en ese sentido, Mari es una heroína opuesta a Hikari.
A partir de la década de 2010 han destacado en el shōjo manga las historias de chicas como Mari, a quienes se ridiculiza como komyushō (gente con problemas de comunicación). Se especula que la razón es que, a medida que la cultura otaku se fusionaba con la moda y la música y fue aceptada socialmente, el foco fue pasando a los jóvenes que experimentan dificultades en la vida. El desarrollo de las redes sociales puede haber creado un entorno en el que los jóvenes deben preocuparse más por lo que piensan los demás, lo que facilita la empatía por protagonistas a los que les cuesta manejar la distancia interpersonal.
Para la generación familiarizada con el shōjo manga de la era Shōwa, Hikari es inmediatamente reconocible como la heroína arquetípica. En esta obra, sin embargo, Hikari cree que Mari es la heroína arquetípica del shōjo manga. Esto se debe a que Hikari pertenece a la generación del shōjo manga contemporáneo, lo que refleja una sensibilidad actual.
La amistad y la distancia entre Hikari y Mari también reflejan el cambio de época. En el shōjo manga de las eras Shōwa (1926–1989) y Heisei (1989–2019), se solía representar que una amistad era verdadera como una relación en la que se compartía todo y se confiaban absolutamente todos los sentimientos. Hikari y Mari, en cambio, mantienen una distancia adecuada precisamente porque se reconocen mutuamente. La relación que existe entre ellas por los sentimientos de Ōtani no se desarrolla en una espiral de celos amargos. En otras palabras, es suave y sin excesiva pasión.
Unos héroes con un equilibrio sutil
Los dos chicos de instituto también son protagonistas. Uno es el ya mencionado Ōtani (portada del volumen 2). Es el animador de la clase y tiene buen carácter, pero no se le describe como un chico atractivo perfecto e impecable. Piensa en Mari y tiene fantasías eróticas nocturnas, y usa desodorante en aerosol para ocultar su olor a sudor frente a ella. Sus sentimientos por Mari también fluctúan, como los de un chico de instituto de la vida real.
El otro es Asagiri Hikaru (portada del volumen 4), un chico guapo y misterioso, amigo de Ōtani. Él es un héroe muy propio del shōjo manga ya que ve el mundo de forma trascendental y tiene un ligero halo de sombra, pero el motivo de su actitud también se describe en el episodio 4. Y es el amor de Asagiri el que provocará un cambio en la relación de los cuatro.

Portadas de los volúmenes 2 y 4 de Kimi no yokogao wo miteita. (© Ichinohe Rumi / Kōdansha)
Aunque tanto Ōtani como Asagiri poseen el aire refrescante y atractivo de héroes que atraen el apoyo de las lectoras, cuando asumen el papel de protagonistas y expresan sus sentimientos, pierden cualquier atisbo de madurez forzada y se vuelven realistas (a escala humana). Los héroes de esta obra están dibujados con un equilibrio sutil entre lo ideal y lo real.
En los shōjo manga actuales casi no aparecen chicos con un carácter retorcido. ¿Dónde quedó el héroe ligeramente pícaro que arrasó durante las eras Shōwa y Heisei? En la era Reiwa, ese tipo de comportamiento probablemente se percibe como rasgos de maltrato psicológico y ya no resulta atractivo. Quizá, para que funcione, habría que presentarlo abiertamente como un “chico sádico total (do-S)”; de lo contrario, queda a medio camino.
La delicada descripción de movimientos emocionales frescos
Esta obra ganó el Premio de Manga Kōdansha en la categoría Shōjo en 2024. La mangaka Andō Natsumi, miembro del comité de selección, elogió la obra en su comentario, diciendo: “Me quito el sombrero ante la delicada capacidad de descripción y la composición de cada personaje, que te hace desear que todos los romances tengan éxito”. La autora, Ichinohe Rumi, comentó al recibir el premio: “Siento que el hecho de que todos y cada uno de los personajes que viven en Kimiyoko existan a su manera, pase lo que pase, es un gran estímulo y apoyo”.
El shōjo manga japonés ha seguido describiendo las sutilezas emocionales de los adolescentes, vulnerables pero flexibles y resistentes, así como la alegría y la angustia del amor no correspondido, adaptándose a los cambios de la época. Kimi no yokogao wo miteita también describe con delicadeza los frescos movimientos emocionales de los jóvenes que viven en la sociedad actual. Todos los personajes son protagonistas, y cada uno lucha con un amor incontrolable y crece. Son muchos los que se identifican con estas figuras y animan a todos y cada uno. Aunque la serialización lleva en pausa temporal desde noviembre de 2024, muchos lectores esperan ansiosamente su reanudación.
(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: portadas de los volúmenes 1 y 3 de Kimi no yokogao wo miteita.)



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