La estatua de Shukongōjin del templo de Tōdaiji

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Su rostro crispado, de ojos fieramente abiertos y aguerrido grito en la boca, tiene una fuerza incontenible. Tachonada de los todavía vivos restos de su policromía, esta figura es aclamada como la más magistral entre las obras maestras del arte budista Tempyō.

No sería fácil encontrar otra imagen budista en la que belleza y furia desbocada armonicen de esta manera. Es la estatua de Shukongōjin que se guarda como “buda oculto” en el Hokkedō o Salón del Loto del templo de Tōdaiji, en Nara.

Ese objeto que porta amenazante, como si estuviera presto a lanzarlo, es el kongōsho (sánscrito: vajra), arma simbólica que se empuña contra los enemigos del budismo. Los “dioses portadores del kongōsho”, que es exactamente lo que significa Shukongōjin, aparecen ya en la antigua India como escoltas de Sakyamuni, el buda histórico. Esta creencia se difundió por Asia Oriental y llegó a Japón, donde adoptó formas como los kongō-rikishi o los niō, que actúan como defensores no ya de los budas, sino de los templos. Las terroríficas figuras que flanquean las puertas de acceso de muchos templos de Japón (niō) son, por tanto, descendientes directos de los shukongōjin.

La estatua descansa en el interior de una caja o capilla pintada de negro, detrás de la imagen principal del Hokkedō, la del bodhisattva Fukū Kensaku Kannon, y mirando hacia el lado contrario. Los budas del Hokkedō están todos alineados y mirando hacia el Sur, de modo que el Shukongōjin es el único que mira hacia el norte.

Esta imagen es un hibutsu o “buda oculto” que ha estado protegido de la luz solar y, como tal, su estado de conservación es excelente, lo que le da un valor añadido. En su superficie, todavía podemos ver tanto el pan de oro como los diferentes colores que lo cubrían. Desde luego, nadie diría que tiene 1.300 años de existencia.

Está modelada en arcilla, un material que permite un gran realismo, algo que puede apreciarse, por ejemplo, en las venas de la frente y los brazos, admirablemente trazadas.

Rebosante de energía, esta imagen se aparta de la belleza formal que muestran las obras continentales de la época. Es la mejor muestra del elevado nivel de conocimiento del cuerpo humano al que se había llegado en este periodo en el que el realismo irrumpe en la estatuaria japonesa.

Sobre su datación no hay unanimidad, pero la tradición dice que fue una de las estatuas reverenciadas por el fundador del templo de Tōdaiji, Rōben. Una de las dos cintas con las que recogía su pelo se ha perdido y sobre ella hay una leyenda. Según el libro Tōdaiji engi ekotoba, cuando Rōben le rezaba para que fuera sofocada la rebelión encabezada por Taira no Masakado, la estatua se convirtió en una gran avispa, se dirigió al campo de batalla y mató a Masakado clavándole su aguijón. La cinta la perdió de un golpe de espada del guerrero. Desde entonces, esta estatua se considera patrona de la seguridad del Estado.

“Cuando encendí los focos para tomar las fotografías, me sorprendió la viveza de los colores que todavía muestra”, dice el fotógrafo Muda Tomohiro. “Especialmente intensos son el rojo y el verde del brazo izquierdo, que hacen sospechar si esta estatua no habría sido repintada en la era Meiji [1868-1912]”.

Que en su origen se trataba de una escultura polícroma muy llamativa quedó demostrado mediante los análisis realizados en los pigmentos de la superficie por un equipo de expertos de la Universidad de las Artes de Tokio y de la de las Ciencias de Tokio. El rico colorido que se observa por toda su anatomía testimonia la magnificencia de la estatuaria budista creada en aquellos años de la era Tempyō (729-749) cuando Nara, antigua capital del país, alcanzó su mayor apogeo.

Estatua de Shukongōjin del templo de Tōdaiji

  • Nombre en japonés: Shukongōjin ryūzō
  • Altura: 1,70 m.
  • Época: Periodo Nara (Tempyō)
  • Colección: Templo de Tōdaiji
  • Grado de protección: Tesoro nacional (catalogado como Sozō Shukongōjin ryūzō)

*Esta imagen es un “buda oculto” que puede venerarse solamente el 16 de diciembre, aniversario de la muerte de Rōben.

Fotografía del encabezado: Estatua de Shukongōjin, colección del templo de Tōdaiji. (Fotografías: Muda Tomohiro)

(Traducido al español del original en japonés.)

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