La lucha de una chica con dificultades: ‘Arisu, doko made mo’ de Urino Kiko
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En esta nueva serie exploramos las tendencias del manga japonés. En el primer artículo presentamos Arisu, doko made mo (Shōgakukan, 4 volúmenes hasta la fecha), de Urino Kiko, que ganó el Manga Taishō 2025 (Gran Premio de Manga) en marzo de este año.
Una “semilingüe” que aspira a ser astronauta
Durante mucho tiempo, los hombres han sido los protagonistas de la exploración espacial. El Programa Artemis anunciado en 2019 por la NASA, sin embargo, tiene como objetivo enviar a la primera mujer a la Luna. Este manga de ciencia ficción sobre el espacio, Arisu, doko made mo (Alice, hasta el espacio), sigue esta tendencia.
La historia comienza con Asahida Alice, seleccionada como la primera mujer japonesa comandante de la Estación Espacial Internacional (ISS), durante una rueda de prensa. Alice empieza a hablar de “cierto compañero de clase” que cambió su vida.
Cuando estaba en la escuela primaria Alice era una chica un poco despistada, pero simpática y popular. Pero tras la muerte de sus padres en un accidente de tráfico fue criada por su abuela, y soportaba un dolor que no compartía con nadie. Aunque era japonesa, su japonés era torpe y no podía expresar sus emociones con palabras. Sin saber por qué, llegó a desear “renacer para empezar de cero”.
Un cínico genio llamado Inuboshi Rui resolvió el misterio de la protagonista. Descubrió que Alice era “semilingüe”: sus padres habían comenzado a enseñarle varios idiomas desde pequeña, pero al interrumpirse de pronto esa educación, su adquisición de todos aquellos idiomas había quedado incompleta. Inuboshi era ese “cierto compañero de clase” del que habla Alice en la rueda de prensa, y para ayudarla a alcanzar su sueño, comenzó a estudiar con ella en sesiones privadas. Con la ayuda de Inuboshi, que resultó ser un gran mentor, el mundo de Alice se amplió rápidamente, y el camino para convertirse en astronauta, algo que ella había creído imposible, se hizo realidad.
Un manga de ciencia ficción que desafía a las obras famosas del género
Hace 77 años la historia del manga japonés de posguerra comenzó con una historia en el espacio. Aunque puede resultar una afirmación un tanto atrevida, creo que no es del todo descabellada. Rosuto wārudo (Lost World) de Tezuka Osamu se publicó en 1948. Aunque Shin takarajima (La nueva isla del tesoro) de 1947 es más famosa, considero que Lost World es la verdadera génesis de la ciencia ficción y del estilo narrativo de Tezuka. Esta obra trata de un viaje en cohete desde la Tierra a otro planeta, y se puede considerar el primer manga serio de ciencia ficción de Japón.
Más adelante, gracias a la obra de leyendas como Matsumoto Leiji, con Ginga tetsudō surī nain (Galaxy Express 999), Hoshino Yukinobu, con 2001 ya monogatari (2001 Nights), y Terasawa Buichi, con Kobura (Cobra), las historias espaciales se consolidaron como uno de los grandes géneros del manga de ciencia ficción. En la década de 1990, cuando empezaban a aparecer los primeros astronautas japoneses, el espacio se hizo más familiar. Ser astronauta se convirtió en una profesión real. Esto provocó una mayor demanda de realismo en el manga de ciencia ficción, y surgieron obras maestras como Puranetesu (Planetes), de Yukimura Makoto, en 1999. Esto marcó, en cierto modo, un punto de inflexión importante en la historia del manga espacial.
Existe un consenso general sobre la idea de que la cúspide de este género es Uchū kyōdai (Los hermanos del espacio), de Koyama Chūya, que comenzó en 2008 y sigue en publicación con 45 volúmenes. Es una serie tan extensa que incluso se podría decir que desde su lanzamiento se ha vuelto muy difícil dibujar historias de astronautas.
Arisu, doko made mo comenzó a publicarse en 2024. Es el primer manga de ciencia ficción realista en mucho tiempo, y resulta muy interesante ver cómo desafía cara a cara a Uchū kyōdai.
El odio a la resignación ante la “lotería parental”
Lo más sorprendente es que el concepto de esta obra no era originalmente sobre el espacio. La autora lo confesó con total sinceridad en la entrega del premio Manga Taishō en marzo de 2025.
“Primero se me ocurrió una historia sobre un chico y una chica que estudiaban juntos, forjaban un vínculo y superaban sus dificultades”, comentó. “Mi editora me pidió que les diera un gran objetivo, así que añadí lo de los astronautas. El prototipo del primer capítulo era casi igual, pero al principio no tenía elementos del espacio”.
Yo estaba presente en esa rueda de prensa; me quedé sin palabras. Al mismo tiempo, sentí que la novedad de esta obra se hacía más evidente.
La frase más memorable del manga se encuentra en el primer volumen, cuando Inuboshi le dice a Alice: “Los niños pueden cambiar el futuro con sus propias fuerzas”.
El brillante joven Inuboshi anima a la protagonista, Asahida Alice, a creer que “Los niños pueden cambiar el futuro con sus propias fuerzas”, y comienza a perseguir sus sueños. Esta escena pertenece al primer volumen de Arisu, doko made mo (Alice, hasta el espacio). © Urino Kiko/Shōgakukan
Inuboshi odia el término de moda “lotería parental” (oya gacha). No soporta la resignación de los niños que creen que su futuro ya está decidido por el entorno y la situación económica de la familia en la que nacieron. Al igual que Alice, que perdió a sus padres, el cuarto volumen revela que Inuboshi también fue adoptado.
“La idea de Inuboshi de que ‘los niños deben tratar de hacerlo todo por sí mismos’ (sin la ayuda de los adultos) podría ser una mala tentación para Alice. Pero también hay algo en ella que anima a la niña que yo era a su edad. Creo que eso ha sido una constante en mi obra, desde mi debut”, dijo la autora.
La ópera prima de la autora en 2009, Bara datte kakeru yo (También sé escribir “rosa”), que trata sobre una mujer con una percepción diferente del mundo que le dificulta la vida cotidiana, y sobre su esposo que la apoya, evoca la relación entre Alice e Inuboshi. Urino Kiko también confesó que, aunque le encantaba estudiar, tuvo que dejarlo en la misma etapa de su vida que Alice, y que quizás ese “sea su arrepentimiento”. Por todas estas razones, queda claro que esta es una obra hecha con el alma.
“Puedes llegar a los lugares más lejanos”
Se dice que el “semilingüismo” o “doble limitación lingüística”, la condición que sufre Alice por la que ningún idioma alcanza para ella el nivel de lengua materna, es común entre niños que regresan a Japón o hijos de extranjeros. Con el aumento de trabajadores extranjeros en Japón, el creciente número de niños en las escuelas públicas que tienen dificultades con las clases en japonés se ha convertido en un problema social. Se dice que cerca de 70.000 niños en todas las escuelas públicas de Japón, incluyendo a japoneses, necesitan aprendizaje especial de japonés. Esto demuestra que los problemas de Alice no son tan raros y que, con la educación adecuada, es muy probable que se puedan superar.
Le pregunté a la autora por qué cree que el estudio es tan importante.
“Creo que es porque con él puedes llegar a los lugares más lejanos”, respondió.
Alice aspira a ir al espacio porque es el lugar más lejano de todos. Y la educación son las alas que le permitirán llegar allí. La sociedad actual está llena de sucesos que pueden robarles los sueños a los niños, pero Arisu, doko made mo, con su rechazo total al concepto de la “lotería parental”, es un soplo de ánimo que sin duda llenará a los niños de valor.
La autora de Arisu, doko made mo, Urino Kiko, recibe un premio de la ganadora del año pasado, Doronoda Inuhiko (derecha), tras ganar el Manga Taishō 2025, un galardón elegido por los libreros. (Kyōdō)
Coincidentemente, se anunció hace poco que Uchū kyōdai concluirá con su 46.º volumen, que se publicará en 2026. Aunque no deja de ser una coincidencia, no puedo evitar pensar en el término “cambio de generación”. Puede que la historia del manga espacial japonés esté a punto de cambiar de nuevo.
(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: portadas de los volúmenes 1, 2 y 3 del manga Arisu, doko made mo, ganador del premio Manga Taishō – © Urino Kiko/Shōgakukan.)
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