Sugamo (JY11): El “Harajuku de las abuelas”… y el lugar del que huyó el último ‘shōgun’
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La línea Yamanote se compone de 30 estaciones. Indagar en el origen del nombre de cada estación nos revela sus secretos históricos. Esta duodécima entrega la dedicamos a la estación de Sugamo, próxima al templo budista conocido como Togenuki Jizō, un lugar que atrae a las ancianas hasta el punto de ser apodado el “Harajuku de las abuelas”.
160 viajeros por día, modesto registro que da inicio a una historia
La estación de ferrocarril de Sugamo nació el 1 de abril de 1903. Es la misma fecha en la que empezaron a operar también las de Ōtsuka e Ikebukuro.
Una fotografía datada en 1925 nos muestra la estación de Sugamo con varias vías. La que pasa junto al andén es la vía de la línea Yamanote de pasajeros. La más alejada es la de la otra línea Yamanote, de uso exclusivo para mercancías. Hoy en día, esta segunda línea subsiste con el nombre de Shōnan-Shinjuku, pero sus trenes no se detienen en Sugamo.
Andén y vías de la estación de Sugamo en fotografía tomada en 1925, dos años después del Gran Terremoto de Kantō. Fue una época de crecimiento demográfico explosivo en la zona de Sugamo. (Colección del Museo del Ferrocarril)
La estación se elevó en terrenos del municipio de Sugamo, dentro del extinto distrito de Kitatoshima. Sugamo incluía también otros núcleos de población como Kamikomagome o Komagome-Somei, con una extensión total de 1,69 kilómetros cuadrados. La estación se construyó en la zona central. En 1932 se creó el distrito (ku) de Toshima, fruto de la fusión de los municipios de Sugamo, Nishisugamo, Nagasaki y Takada.
Según el libro Sugamo sōran, publicado en 1925, durante sus primeros días de funcionamiento tomaban o se apeaban del tren en esta estación 160 personas. Las cifras siguieron siendo modestas hasta 1923, el año del Gran Terremoto de Kantō. La zona de Sugamo sufrió un impacto relativamente leve y muchas personas se mudaron a ella. En el mes agosto de 1924 el número de usuarios fue de 16.400 al día. La estación contaba ese año con una plantilla de más de 50 trabajadores a las órdenes de un jefe y un subjefe de estación. La fotografía que encabeza este artículo muestra a algunos de ellos posando ante el edificio de la estación.
¿La especie vegetal suga, origen etimológico del topónimo?
Sobre el nombre de esta estación, se ha divulgado una etimología popular según la cual los ánades o patos salvajes (kamo) habrían construido sus nidos (su) en un gran estanque de la zona. Pero sobre el origen de esta palabra nada se sabe a ciencia cierta. Si consultamos fuentes históricas y enciclopedias, veremos que este topónimo se ha escrito con ideogramas muy diferentes a través de los tiempos. La grafía actual, que reproduce efectivamente las ideas de “nido” y “ánade” no es sino una variante más. Entre las grafías anteriores, hay dos que los lingüistas consideran más apegadas al significado original. Una de ellas nos habla de un bancal (su) y esto sugiere la existencia de un río. Podría ser el Yato, que hoy en día corre soterrado.
La idea parece avalada por el Shinpen Musashi fudoki-kō, una pequeña enciclopedia de carácter corográfico sobre la antigua provincia de Musashi publicada en 1818 o años posteriores, según la cual el río Yato, también llamado Sakai, nacía en el estanque de Nagaike, en Somei. Más abajo volveremos a referirnos a este lugar.
La segunda de las dos grafías que podrían reflejar más correctamente el significado original aparece en documentos todavía más antiguos, los dejados por la casa Gohōjō, un clan guerrero que dominó la zona durante el periodo de los Países Beligerantes (s. XV-XVI). En ellos, aparece Sugamo como dominio de uno de los vasallos de la casa Tsuneoka Danjō-no-jō. El primero de los ideogramas empleados, que se lee suga o, más propiamente, suge, representa una especie vegetal que crece en los humedales y cuyos tallos se empleaban en la confección de diversas prendas de vestir rústicas. Sabemos que antiguamente esta zona era precisamente un humedal. Los humedales son etapas en las migraciones de los ánades y otras aves. No sería de extrañar que la presencia de estas aves fuera la razón de que el ideograma original fuera sustituido por el de “ánade”.
La leyenda que se esconde tras el nombre popular de un templo
En Sugamo se ubica el templo de Shinshōji, en el que se rendía culto a uno de los Seis Jizō de Edo. Los jizō (sánscrito: ksitigarbha) son bodhisattvas protectores de los difuntos, viajeros y niños. Las seis principales rutas de acceso a Edo (actual Tokio) tenían su jizō protector de los viajeros y uno de ellos, el de la ruta llamada Nakasendō, estaba en el templo de Shinshōji.
Durante el periodo Edo (1603-1868), al hablar del famoso “jizō de Sugamo” la gente se refería a este jizō del templo de Shinshōji, lugar de descanso para los sucesivos shogunes de la dinastía Tokugawa durante sus partidas de caza cetrera.
El templo de Shinshōji en una ilustración del libro Edo meisho zue, que explicita el hecho de que allí se ubicaba uno de los “Seis Jizō de Edo”. (Colección de la Biblioteca Nacional de la Dieta)
En el citado Shinpen Musashi fudoki-kō se afirma que durante el periodo Edo se registraron en Somei (Sugamo) 14 visitas de shogunes, asiduidad que solo puede explicarse porque en Somei había muchos viveros que surtían de árboles los jardines del palacio de los shogunes y de las residencias en Edo de los daimios. Sabemos de un cultivador llamado Itō Ihee, que en 1727 envió flores para rituales budistas al futuro noveno shōgun, Ieshige, y de Nojima Gonzaemon, que fue el proveedor oficial de árboles para la Casa del shōgun entre 1812 y 1829. Son nombres que atestiguan la estrecha relación que existió entre los shogunes y esta zona de Somei.
Fueron estos cultivadores de Somei quienes crearon los primeros crisantemos injertados para conseguir varias flores del mismo tallo. La invención tuvo gran éxito entre las capas superiores de la sociedad y pronto se extendió también a la plebe, atrayendo a Somei grandes cantidades de curiosos. Se dice que la variedad de cerezo ornamental somei-yoshino toma su nombre de esa antigua aldea que se convirtió en un gran centro de difusión de las técnicas de jardinería y cultivo.
Exposición de crisantemos en Somei. Detalle de uno de los grabados de la colección Edo meisho hyakunin bijo (“100 bellezas femeninas de los sitios famosos de Edo”), de Utagawa Kunisada. (Colección de la Biblioteca Nacional de la Dieta)
Ya no existe en Tokio ningún distrito ni barrio llamado Somei, pero el topónimo subsiste como parte del nombre de ciertas instalaciones, como el cementerio de Somei Reien, situado en el barrio de Komagome (Toshima-ku). La estación más cercana es la de Sugamo.
Así pues, Sugamo albergaba a uno de los Seis Jizō de Edo, tenía los viveros más famosos de Tokio y destacaba también por sus cerezos. No cabe duda de que era un lugar muy popular. Pero con la era Meiji (1868-1912) llegó a Sugamo el desarrollo urbanístico y la conversión de muchos terrenos agrícolas en áreas residenciales. Esto marcó la decadencia del negocio de los viveros.
Por lo que respecta a los jizō, no ocurrió lo mismo. En 1891 un templo del barrio de Shitaya (actual Ueno, en Taitō-ku) cerró sus puertas y las reabrió en Sugamo. Es el Kōganji, popularmente conocido como Togenuki Jizōson.
Según Ōishi Manabu, profesor honorario de la Universidad de Tokio Gakugei, en 1874 el Gobierno de Tokio emitió el Reglamento de Utilización de Terrenos para Uso Cementerial en Tokio, por medio del cual se prohibieron los enterramientos fuera de los cementerios. Para responder a las necesidades de la capital, se construyeron los cementerios comunitarios de Shibuya, Aoyama, Somei y otros más hasta un total de nueve. Al mismo tiempo se instó a los templos instalados en esos terrenos a trasladarse a otro lugar, llevándose sus cementerios. Esta medida puede entenderse como un “reordenamiento forzoso” de los templos budistas, muchos de los cuales se vieron obligados a trasladarse. El de Kōganji fue uno de ellos (véase el libro del profesor Ōishi Ekimei de yomu Edo-Tōkyō, “Edo-Tokio en los nombres de sus estaciones”; colección PHP Shinsho).
Los templos obligados a mudarse sufrían una fuerte disminución en el número de fieles. Para paliarlo, trataron de atraer a la gente fijando días especiales para hacer visitas y “recibir gracias”, llamados ennichi. Durante el ennichi del Kōganji se establecían en sus alrededores muchos puestos de feria, en un ambiente de gran animación.
La imagen principal del Kōganji era el Enmei Jizō. Según la tradición, una mujer que accidentalmente había tragado una aguja logró vomitarla dibujando en un papel la figura de este jizō e introduciéndose después el papel por la garganta. La aguja pasó a través del papel y salió por sí misma. Entonces se le comenzó a llamar Togenuki Jizōson (“Venerable Jizō Sacaespinas”) y la gente comenzó a visitarlo confiando en que, si rezaba ante él, se curaría de sus enfermedades. Con el tiempo, el templo de Kōganji arrebató al de Shinshōji el título de “Jizō de Sugamo”.
El gentío se congrega ante el templo de Kōganji, popularmente conocido como Togenuki Jizō. Fotografía tomada a principios de la era Shōwa (1926-1989). (Extraída del libro Toshima-ku shiseki sanpo colección de la Biblioteca Nacional de la Dieta)
Depuesto por insurgentes y puesto en fuga por los ruidos
Los escritores Akutagawa Ryūnosuke y Tanizaki Jun’ichirō tienen su tumba en el templo de Jigenji, situado también en Sugamo. Pero esta zona se ha convertido en lugar de descanso eterno para muchos otros famosos. En el templo de Honmyōji están las tumbas de Tōyama Kinshirō, vasallo de Tokugawa con funcionaes policiales del periodo Edo que sirvió de modelo al famoso Tōyama no Kin-san de las telenovelas de época, y de Chiba Shūsaku, maestro de la espada de ese mismo periodo histórico, fundador de la escuela Hokushin Ittōryū. En el citado Cementerio de Somei yacen el investigador de la historia del arte Okakura Tenshin, el novelista Futabatei Shimei y tres miembros de la ilustre familia Takamura (el escultor Kōun, su hijo el poeta Kōtarō y la esposa de este último Chieko, que inspiró a su marido la colección de poemas Chieko-shō). Y en el templo de Shōrinji fue enterrado Tanuma Okitsugu, daimio y consejero de Estado durante la etapa central del periodo Edo. Nos detendremos un poco en su figura. Es uno de los personajes principales que aparecen en el taiga dorama o gran telenovela histórica de la NHK Berabō: Tsuta Jū eiga no yumebanashi (título en inglés: Unbound, 2025). El papel de Tanuma está interpretado por Watanabe Ken.
La tumba de Tanuma Okitsugu en el templo de Shōrinji. (Pixta)
Tanuma sirvió durante los mandatos de los shogunes Ieshige (noveno) y Ieharu (décimo), ascendiendo hasta el puesto de Consejero de Estado (rōjū). Fue el hombre fuerte de la época. Mediante el fomento de la actividad comercial, logró rehacer las finanzas del shogunato y llevar al país a una época de prosperidad.
Pese a ello, fue acusado de recibir sobornos y sus contrincantes políticos acabaron asesinando a uno de sus hijos, se le incautaron sus posesiones, sufrió arresto domiciliario y murió sin haber podido recuperarse anímicamente. Actualmente se cree que todo eran infundios propalados por sus enemigos políticos, y que su implicación en “cobros” no excedió lo que era habitual en la época. Ha quedado, pues rehabilitado por la historiografía posterior. Cabe prever un gran aumento de visitas a su tumba.
Están también en Sugamo los restos de la residencia de Yoshinobu, decimoquinto y último shōgun de los Tokugawa. Tras ser depuesto por los insurgentes que formaron el nuevo Gobierno de Meiji estuvo viviendo discretamente durante algún tiempo en su casa de Sunpu (actual prefectura de Shizuoka), tras lo cual se mudó a lo que hoy en día es Sugamo 1-chōme. Se han colocado una lápida recordatoria y un panel explicativo para señalar el lugar.
La residencia en la que vivió Yoshinobu, último shōgun de la dinastía Tokugawa, estuvo en este lugar próximo a la estación de Sugamo. (Pixta)
En 1901, Yoshinobu volvió a mudarse dentro de Tokio, esta vez a Koishikawa. Y lo hizo por una razón muy curiosa. Se estaban construyendo la estación de Sugamo y las vías del ferrocarril y el ruido se le hacía insoportable. Fue precisamente el progresivo desarrollo de la zona lo que “echó” al último shōgun. Y si lo consideramos en términos más generales, es un magnífico ejemplo de cómo ese nuevo Japón que emergía en torno al ferrocarril iba quitándose de encima los restos del antiguo régimen.
Datos de la estación de Sugamo
- Inauguración: 1 de abril de 1903.
- Media diaria de viajeros: 63.422 (vigésima estación más utilizada de las 30 de la línea, según un estudio realizado por JR East en el año fiscal 2022.
- Conexión con otras líneas: Línea Toei Mita
Bibliografía
- Sugamo sōran / Sugamo Sōran Kankōkai
- Toshima-kushi, chizuhen, shita/ Toshima-ku
- Ekimae de yomu Edo-Tōkyō, Ōishi Manabu / PHP Shinsho
- Marumaru Yamanote-sen meguri, DJ Tetsubura Henshūbu / Kōtsū shimbunsha
- Tōkyō no chimei yurai jiten, Takeuchi Makoto-hen / Tōkyōdō Shuppan
- Tōkyō-Edo chimei no yurai wo aruku, Tanikawa Akihide / KK Bestsellers
Fotografía del encabezado: trabajadores de la plantilla de la estación de Sugamo, en fotografía tomada en 1924. (Extraída del libro Sugamo sōran, colección de la Biblioteca Nacional de la Dieta)
(Traducido al español del original en japonés.)
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